Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

producen un sonido característico, una guitarra de bambú en la que las
cuerdas son fibras de la misma caña y otros análogos. 413
Los guineanos que viven en las chozas que forman el pabellón, al igual
que en los otros casos que ya hemos revisado, provocan ciertos recelos. Su
presencia genera en prensa una nueva retahíla de ideas preconcebidas
sobre su incultura, la compra de mujeres, el interés por el dinero… de
forma muy similar a las reacciones de la prensa que vimos para el caso de
los ashantis treinta y dos años antes. A los guineanos presentes en Sevilla
se les acusa de no aprovechar las oportunidades para cultivarse y conocer
otras realidades que les ofrece la Exposición Iberoamericana. Este
supuesto “poco interés” sirve para argumentar que no son un pueblo culto
o que no son civilizados, ya que“no les causa impresión ninguna” 414 el
arte y la técnica moderna. Por otra parte, se les acusa tambien de ser
“fanáticos del moderno dios ‘Dinero’” ya que las mujeres pamues que no
sabían catellano “enseguida aprendieron la palabra mágica «pesetas» y los
“ hombres del bosque” guardaban su dinero para “comprar allá en su país
mujeres, que según dicen, cuestan unos cuantos duros entregados al padre
de la interesada” 415 .
En suma, los guineanos presentes en la Exposición Colonial de Sevilla
habitaron dentro del recinto ferial en cinco chozas anexas al pabellón y
realizaron danzas para los visitantes. Parecido al caso de los igorrotes de
la exposición filipina de 1887 de Madrid, quienes también habitaron en el
recinto ferial. Sin embargo, la repercusión en prensa para el caso de
Sevilla es mucho menor que el de los filipinos en Madrid. Este hecho
podría interpretarse como un indicio del cambio de la sociedad española
entre 1887 y 1929. Los africanos de la Exposición de Sevilla son el
testimonio de un último reducto de la muestra de personas en eventos
expositivos que se verá finalizado en la exposición colonial parisina de
1930. Aunque los africanos en la Sevilla de 1929, como se ha indicado,
viven en cinco chozas anexas al pabellón que recrea la arquitectura de su
lugar de origen, al igual que sucediera con los filipinos de 1887, el eco
social parece que fue mucho menor. No hay grupos de ilustrados que
413 MONTALBÁN, R., “La Guinea Española en la Exposición Ibero-Americana
de Sevilla”, Africa. Revista de Tropas Coloniales, junio 1929, p.143. [El
destacado es nuestro]
414 “Alguien pensará la impresión que habrá causado a estos morenos llegados
de las lejanas tierras de Guinea, el ambiente febril y civilizado de nuestras
ciudades […] quien conoce la especial psicología de los morenos comprende
fácilmente que toda nuestra civilización no les causa impresión ninguna, a
unos les gusta aprovechar cuanto de útil y agradable tiene y a todos les tiene
completamente sin cuidado […]”, ibíd., p. 143. [el destacado es nuestro]
415 Ibíd., pp.142-143.
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