Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

estamos. Allí está siempre la religión perfecta, el gobierno perfecto, la
práctica perfecta y acabada de todo (…) en verdad, mejor haríamos en
llamar salvajes a los que hemos alterado con nuestras artes, desviándoles
del orden común. 41
La postura antietnocéntrica que toma Montaigne en el siglo XVI no es la
que, lamentablemente, más prevalecía en la cultura europea. La mayoría
de las representaciones que se realizaron de los indios americanos,
indígenas africanos y australianos en la imaginería europea hasta bien
entrado el siglo XX los tildaba generalmente de salvajes, primitivos y
caníbales. Es necesario, respecto al título del ensayo de Montaigne,
aclarar que “de los caníbales” no se refiere explícitamente a la
antropofagia o por lo menos, en su escrito, lo más que describe son las
torturas a los prisioneros. Pero sí podemos deducir que el título de
“caníbal” se identificaba a mitad del siglo XVI con términos como salvaje
y bárbaro, lo que significa que el hecho de ser “salvaje” implicaba
también ser “caníbal”. Por otra parte, recordemos que, desde el
descubrimiento de América, el canibalismo fue considerado la
característica más importante del aborigen americano. Así, al desembarcar
Colón en Guadalupe, “vio restos de un festín macabro. Eran los
‘caníbales’, según denominaría Pedro Mártir a los que los lucayos
llamarían ‘caribes’”. 42
El verdadero tópico del canibalismo, el de la pura antropofagia, se
introduce en los libros de viajes y cartas geográficas. Un ejemplo es el
Novus Orbis, editado en Basilea en 1532; otro puede hallarse en la
Cosmographie de Sebastian Münster de la que existen diversas ediciones,
1543, 1554, 1588, 1589, 1628… de entre las que destaca la edición de
1554, en la que los caníbales son presentados como vulgares carniceros. 43
Según Miguel Rojas, la imagen del americano caníbal perdurará hasta el
siglo XVIII. Sólo cuando se conozcan los antropófagos del océano
Pacífico se perderá la exclusiva del atributo para los indígenas
americanos, “aunque no completamente, porque persiste en los cómics y
en la literatura de masas”. 44 ¿Por qué, entonces, esa afición a demostrar el
canibalismo durante casi seis siglos? Sin duda, porque este rasgo
contribuía a difundir la idea de salvajismo y barbarie de los Otros en
Europa y era la que interesaba adherir a los nuevos descubrimientos. Más
allá de su veracidad histórica y antropológica, el canibalismo era una
41 Ibíd., pp. 267-268.
42 ROJAS MIX, Miguel, América imaginaria, Barcelona: Lumen, 1992, p. 119.
43 Véase imagen reproducida en el apéndice documental, número 1.
44 Referenciado en ROJAS MIX, Miguel, América imaginaria, Barcelona:
Lumen, 1992, p. 121.
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