Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

sobre todo en el Congo Belga, 156 o entre los indígenas de las selvas en
Sudamérica 157 . La denuncia a los abusos de los Otros por parte de los
colectivos misionales podría leerse, paradójicamente, como elemento
antiimperialista; no obstante, el hecho evangelizador tampoco queda
exento de culpa, ya que no deja de ser una religión impuesta a otra cultura.
Un ejemplo extremo de cómo las misiones influyeron en el hecho colonial
a través del Estado lo proporcionan los misioneros católicos del Congo,
quienes fueron subvencionados cuantiosamente por Leopoldo II y
desplegados “por zonas donde deseaba reforzar su influencia, como si
fueran soldados”. 158
La relación entre el Estado y las misiones se intensifica, inevitablemente,
después del reparto colonial, ya que buena parte de los países
colonizadores intentan instaurar una “política colonial”. Es entonces
cuando el Estado se servirá de los misioneros para llegar mejor a los
pobladores de los nuevos territorios. Según Annie Coombes, es también a
partir de ese momento cuando las misiones se replantean su papel y su
propia imagen 159 en el entramado colonial. Según la autora, entre 1890 y
156 Quizás el caso más conocido sea la denuncia del presbiteriano estadounidense
William Sheppar en el Congo Belga, quien escribe un artículo en 1898 sobre el
descubrimiento de 81 manos cortadas y ahumadas sobre un fuego como castigo a
congoleños que se negaban a participar en las plantaciones de caucho silvestre del
rey Leopoldo II.
157 Fray Valentí Serra de Manresa (2006) en su libro: Tres segles de vida
misionera: la projecció pastoral “ad gentes” dels framenors caputxins de
Catalunya (1680-1989) se refiere a este hecho en varias ocasiones.
158 “Con el paso de los años, los misioneros católicos crearon muchas mas
colonias infantiles. A diferencia de los misioneros protestantes del Congo, que al
ser extranjeros no estaban sometidos al control de Leopoldo, la mayoría de
católicos eran belgas y apoyaban a su rey y a su régimen. (Una orden belga, los
padres de Scheut, llegó incluso a imponer a una misión en el nombre del director
de una de las grandes compañías concesionarias).(…)Los niños recogidos por
estos misioneros eran teóricamente “huérfanos”.Sin embargo, el concepto de
orfandad en el sentido europeo no existía en las sociedades indígenas africanas,
intactas en su mayoría y con un fuerte sentimiento de la familia y el clan. Y si
aquellos niños eran huérfanos en sentido literal, se debía a mundo a que sus
padres habían sido muertos por la Force publique. Tras su mortales incursiones
por el territorio, los soldados solían recoger supervivientes, tanto adultos como
niños y llevarlos a los misioneros católicos.” HOCHSCHILD, El fantasma del
rey Leopoldo, Barcelona: Península, 2002, p. 207.
159 COOMBES, Annie E., Reinventing Africa. Museums, material culture and
popular imagination in late Victorian and Edwardian England, New Heaven:
Yale University Press, 1994, p. 161. En la nota 2 la autora apunta para ampliar
esta cuestión las siguientes referencias: THORNE, S. E. (1991), Protestant Ethics
and the Spirit of Imperialism: British Congregationalists and the Londres
Missionary Society, 1795-1925, tesis doctoral no publicada de la Universidad de
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