Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

Cuando entramos, no sin recelos, en su feudo, vemos a los
senegaleses, siguiendo su costumbre tradicional, sentado sobres esteras,
fumando, prestando oído a historias de aventuras […] un viejo de mirada
atónita, explica, subrayando las palabras los ritos bárbaros de la Danza del
Diablo.Un parsi, barrigón y pomposo, […] habla de los ladrones que
le embriagaron una vez para sacarle el dinero […] A un negrito le
preguntamos por el Jefe. Se queda vacilando. Al enseñarle una moneda,
los ojos le centellean y se le aclara la memoria. Pocos minutos tenemos
que esperar al Jefe. Es un senegalés de porte altivo, presencia
majestuosa y extraña indumentaria. 426
El grupo se asemeja mucho al de ashantis en la representación de la franja
de edades y número de individuos por sexo. En la entrevista al jefe,
Abdón Karim Gueye, se detalla que son un grupo de 71 personas que
pertenecen al Senegal francés y que hicieron el viaje a Barcelona
partiendo de Dakar a San Luis. De San Luis embarcaron hacia Francia y
de París a Barcelona. No se menciona quién es el empresario que los trae
a la ciudad, pero sí se aclara que la muestra tiene poco éxito de público, o
por lo menos, que recibe pocas visitas. El cronista explica que recorre el
aduar a modo de “visita guiada” con el jefe de la tribu. En el lugar existe
una escuela y personas que desarrollan diferentes tipos de tareas
cotidianas, tal y como sucedía con los ashantis, por lo que el patrón de
“exhibición” o “espectáculo” sería una constante.
Otra coincidencia es que se reproduce una anécdota sobre la dureza de la
justicia senegalesa en un caso para legitimar una parte de río para la pesca.
Coinciden también los comentarios sobre “el ruido de las zambombas
monótono y persistente” que obliga al cronista levantar la voz para poder
entenderse con el jefe. Nuestro cronista acaba concluyendo su artículo
quejándose de la música de los senegaleses (al igual que sucediera con los
ashantis): “La batahola de las zambombas se hace insoportable. Se mete
en los oídos, destrozando los tímpanos. En el aduar senegalés del Parque
de Atracciones de la Exposición, parece sentirse uno en un frente de
batalla.”. 427
La única diferencia que se ha podido establecer entre este grupo de
senegaleses y los ashantis de 1897 es que el cronista los califica de “tribu
civilizada” y aunque describa las mismas ideas preconcebidas que se
utilizaron treinta años antes para describir a los ashantis, el autor se
426 De la PEÑA MATOS, J., “Una tribu senegalesa en Montjuïch”, Barcelona,
Diario Oficial de la exposición de Barcelona, n º 29, 28 de septiembre de 1929,
p. 8. [el destacado es nuestro]
427 Ibíd., p. 8.
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