Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

de otra persona sino que, bajo la perspectiva del momento, se justifica
como un acto de interés científico/etnológico.
Llegados a este punto, parece que la exhibición de “lo primitivo” y las
colecciones de objetos primitivos en España fue más bien escasa. Sin
embargo, en la Exposición Internacional de Barcelona de 1929 se
construye un pabellón que la Iglesia Española que acogió una gran
colección de objetos. El Palacio de las Misiones siguió el modelo de la
Exposición Misional Vaticana de 1925 y logró atraer la atención hacia el
hecho misional en España. Años antes ya se empezaron a producir los
primeros movimientos dirigidos a esta causa con la publicación de
diferentes revistas entre las que se contenían algunos artículos de carácter
etnológico fruto de las misiones evangelizadoras en territorios colonizados
de religión no cristiana. El Palacio de las Misiones es la muestra tangible
de lo que los religiosos llevaban a cabo en los lugares que pretendían
evangelizar y los objetos etnográficos importados para la exposición son,
en parte, las muestras de la demostración de esa labor.
El éxito del Palacio de las Misiones y de los acontecimientos relacionados
se debe, en parte, a que se incluyen dentro de la Exposición Internacional.
De haberse celebrado fuera de este contexto difícilmente se hubiera
llegado a cotas tan elevadas de visitantes y de participación. No hay que
olvidar tampoco que uno de los principales argumentos para la
celebración de gran parte de los actos, e incluso el carácter mismo del
Palacio de las Misiones, era el de: dar a conocer la causa misionera, captar
seguidores, recaudar fondos y donaciones para las misiones. La Sala de
Santa Teresita fue el espacio expositivo dentro del Palacio de las Misiones
destinado a exhibir los objetos recaudados para la causa misional y tuvo a
la práctica la misma relevancia que la exhibición de objetos etnográficos
procedentes de misiones, por lo que no se puede afirmar que la exhibición
de objetos etnográficos fuera la única causa para la construcción del
Palacio de las Misiones. Por otra parte, el desarrollo y organización del
palacio sirve también como lugar de encuentro en la causa misional y es
donde se establece una “relación estrecha entre los Institutos
Misioneros” 576 . Gracias al Congreso Nacional de Misiones (1929) y a la
Semana de la Misionología (1930) celebrados a propósito del pabellón,
disciplinas como la etnología pueden ir introduciéndose no sólo en la
formación de religiosos sino en un contexto científico-nacional que, hasta
aquel momento, no se ocupaba demasiado de estos temas. Los congresos
576 Luis Bisbal, M. S. C. Miembro del Comité Ejecutivo de la Exposición en:
“Los frutos de la Exposición”, Barcelona, Revista de la Exposición Misional
Española, enero 1930, nº17, p. 856
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