Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

espacio de carácter público (una idea de la cultura política que deriva de la
Revolución francesa) y, en cambio, los gabinetes a los que nos referimos
solían ser colecciones privadas de las clases adineradas muy lejos de lo
que hoy entendemos por museo.
Según expone Montserrat Iniesta en su libro Els gabinets del món,
Antropología, museus i museologies, estas primeras prácticas que
consistían en reunir un conjunto de objetos mediante la selección por su
rareza y su posterior ordenación y disposición en un espacio delimitado
pueden considerarse un primer intento de museo, aunque no estuvieran
abiertas al gran público, ya que de algún modo los procesos de selección,
ordenación y disposición contaban con los mismos elementos variables en
el tiempo y en el espacio que los museos actuales. 71 Para la autora, los
elementos variables que permiten la comparación con los museos actuales
son: “los objetos”, sobre los que recae la selección y la ordenación, “los
sujetos”, que operan en la selección y atribuyen valor a los objetos
mediante un criterio de ordenación y su disposición en un espacio y,
finalmente, “el lenguaje”, mediante el cual se expresa toda esta operación.
Por otra parte, ya que visto desde el momento presente no podemos
imaginar el museo como una institución estática y de estructuras
inmutables a lo largo del tiempo, quizás sea más interesante, tal y como
menciona la autora, considerar como objeto de estudio qué ha supuesto
para cada época la creación del museo y las correspondientes formas de
coleccionar en función de los presupuestos culturales e ideológicos que se
dan en la época a la que pertenece la colección o el museo en el que se
encuentra depositada la obra que se pretende analizar.
En los gabinetes de curiosidades el sujeto coleccionista, que
habitualmente era un aristócrata, acumulaba especímenes naturales y
objetos “etnográficos” que recogían para él soldados, misioneros,
funcionarios de la metrópoli… en tierras lejanas. El criterio para la
selección de las piezas era el de la originalidad, la rareza o el exotismo,
por lo que estas colecciones estaban generalmente desprovistas de un hilo
conductor y se basaban, por tanto, en la perplejidad del mundo occidental
respecto al Otro. Algunas de estas colecciones pasaron a formar parte de
los museos etnográficos, en este caso eran y son, habitualmente, las piezas
más antiguas. Otras veces han quedado diluidas en el mercado del arte a
través de la venta de objetos de manera aislada procedentes de colecciones
o bien, disgregadas en parciales lotes de objetos provenían de alguna
colección y cuyo origen es muy difícil de seguir.
71 INIESTA, Montserrat, Els gabinets del món, Antropología, museus i
museologies, Lleida: Pagès editors, Colecció d’assaig Argent Viu, 1994.
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