Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

culturas no basadas en la tradición Occidental se basan en una experiencia
empírica insuficiente. Otra característica importante del particularismo
histórico es la noción de “relativismo cultural”, que mantiene que no
existen formas superiores o inferiores de cultura. Términos como
“salvajismo”, “barbarie” y “civilización” expresan el etnocentrismo de los
que piensan que su forma de vida es más “normal” que la forma de vida
de otras personas. El éxito de Boas y sus seguidores es su insistencia en el
campo empírico, ya que recalcaron siempre la importancia de llevar a
cabo un trabajo de campo entre los pueblos no occidentales. Estos
informes y monografías etnográficos son los que permitieron dejar en mal
lugar a los evolucionistas, que habían pasado por alto las complejidades
de las llamadas “culturas primitivas” y que habían subestimado, en
términos generales, la inteligencia de los pueblos no occidentales del
mundo.
El contexto ideológico que se acaba de esbozar es el que también contaron
las exposiciones universales que se organizaron en Occidente en la
segunda mitad del siglo XIX. En estos eventos la historia de la cultura se
presentaba siguiendo los patrones de las teorías evolucionistas. Por ello,
justificándose a través del discurso pedagógico, se exhibieron “pueblos
exóticos” venidos expresamente desde territorios coloniales. Ahora bien,
es necesario aclarar que a estos pueblos les tocaba siempre el último
puesto en la escala de la evolución en una versión unilineal y etnocéntrica
de su propia historia, por lo que Occidente era el que ideaba el marco,
establecía las diferencias y prejuzgaba negativamente desde la disparidad
que ofrecía el Otro. En el próximo capítulo analizaremos la exhibición de
personas en exposiciones como aparatos del discurso imperialista ejercido
por Occidente sobre nuevos territorios. En los capítulos tercero y cuarto
profundizaremos en el caso de España en los acontecimientos expositivos
en los que se produce la “exhibición de personas”.
Asimismo, la exhibición de seres humanos en las exposiciones tenía un
gran interés científico, por lo que los “primitivos” eran objeto de estudio
por parte de las sociedades científicas de la época, pues de este modo se
podían investigar “en vivo” y no sólo sobre restos óseos. Se pretendía, por
tanto, popularizar la investigación y fomentar la colección de especímenes
antropológicos. Es también en este período cuando se empiezan a realizar
fotografías para dar apoyo a la historia natural, 66 mediciones, moldes de
66 Véase, por ejemplo, los comentarios de Gustave Le Bon (1881), “Álbum
etnológico antropológico en fotografías de C. Dammann (1874)”, quien retrata a
un grupo de fueguinos en el Jardin d’Acclimatation de París. Reproducido en
NARANJO, Juan (ed.), Fotografía, Antropología y colonialismo, Barcelona:
Gustavo Gili, 2006, pp. 58-59.
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