Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

Así como en Madrid se contó con la presencia de filipinos que fueron
exhibidos como muestra etnográfica de los habitantes que poblaban la
colonia de ultramar, en la Exposición Universal de Barcelona ya no se dio
este tipo de exhibición. No obstante, se producen algunos eventos
relacionados con la exhibición del Otro en ciudades como Barcelona
(ashantis 1898) y Madrid (ashantis 1898 e inuits 1900). En el plan oficial
de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929 no hay evidencias
de que se produjera exhibición de personas, en cambio, en el recinto
cercano del Parque de Atracciones de Montjuïch estuvo instalada una
tribu senegalesa. Para el caso Sevillano ese mismo año se contó con la
presencia de un grupo de guineanos en la Sección Colonial. A pesar de
que los casos sean pocos, representan ejemplos en España del fenómeno
que ampliamente se desarrolló en Europa en el mismo período.
Recordemos que los individuos exhibidos fueron necesarios para
evidenciar el discurso imperialista de la época. Como de lo que se trataba
era de justificar la supremacía de Europa sobre otros territorios resultaba
mucho más sencillo demostrar la colonización de individuos salvajes y
poco instruidos que, por ejemplo, reconocer que los habitantes de los
nuevos territorios conquistados tenían su propia cultura. De este modo, a
través del hecho colonial y la ocupación del territorio, la metrópoli
imponía su autoridad y valores culturales. Qué mejor modo entonces para
justificar todo este nuevo discurso que a través de las evidencias “vivas”,
es decir, exhibiendo individuos desplazados exprofeso desde territorios
coloniales hasta las exposiciones, el lugar en donde se distribuía al gran
público el conocimiento de los últimos avances y novedades a todos los
niveles.
La exhibición de personas considerada como hecho aislado fuera del
contexto de una exposición podría ser analizada como un caso diferente al
de la exhibición de individuos dentro de un gran certámen, argumentando
que lo que distingue el primer caso del segundo es el carácter lucrativo
más cercano al mundo del espectáculo. Sin embargo, el efecto de la
exhibición en la sociedad fue el mismo para los dos casos, así como el
enfoque en el hecho expositivo que se baso en la diferencia respecto al
Otro. Los indígenas venidos para ser exhibidos fueron considerados, a
menudo, “salvajes” o “primitivos”, hecho que también ayudó a fijar la
idea popular de la necesidad de la colonización, pues éstos debían ser
civilizados. Las diferencias con el Otro también se ven favorecidas desde
el plano científico, fijadas por las teorías evolucionistas de Darwin
planteadas de forma radical y una incipiente antropología científica que
empezaba a clasificar tipos de razas. Tal y como vimos en varios
ejemplos, los cronistas no ponen nunca en duda el evento de la exhibición
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