Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

y las menciones de Bernal Díaz del Castillo y Bartolomé de las Casas, que
también llegaron a contemplarlo. Entre su exhibición y las descripciones,
el Tesoro fue famoso en toda Europa en el período y, probablemente,
ayudó a crear un cierto interés entre la aristocracia sobre el hecho de
coleccionar piezas exóticas, por lo que la curiosidad generalizada por
todo aquello que venía de las Indias, originó
[…] un doble afán coleccionista: un coleccionismo de “hechos” que
se alineaban en los estantes de las bibliotecas, encerrados en cosmografías
y libros de relatos […] y un coleccionismo de objetos exóticos, tanto
naturales como artificiales –animales, cocos, ídolos, piedras más o menos
preciosas…- que se acumulaban en los museos [colecciones], e incluso
entre los objetos de uso común [cocos guarnecidos de plata utilizados
como jícaras para chocolate, rosarios de coco…]”. 112
Cabe considerar también que el interés del Tesoro de Moctezuma no sólo
se circunscribe al envío de Hernán Cortés de 1519, sino que también es
relevante el hecho del inicio del trasiego de piezas exóticas desde el
Nuevo Mundo a España y, en consecuencia, a Europa, a partir de la
conquista de Tenochtitlan. Aunque en la actualidad quedan algunos
objetos repartidos entre varios museos, los inventarios 113 revelan un gran
número de piezas de las que nada se sabe. Los inventarios son, la mayoría
de las veces, la única evidencia de que los objetos llegaron y existieron
pero, lamentablemente, no siempre es posible seguir el devenir de las
piezas de un propietario a otro. Esto mismo se pregunta José Alcina
Franch ante los cientos o miles de objetos llegados a Europa entre los años
1519 y 1526 o 1530. Para el autor, Carlos V como Emperador de
Alemania, “repartió un buen número de ellos a muchos de sus parientes
[…] Ese ir y venir de piezas exóticas, como regalos de parientes a
parientes, es prácticamente imposible de seguir” 114 .
que Bernardino asignaba a la cultura indígena considerada pagana en el siglo XVI
europeo, y a sus métodos misionales que, de alguna manera, “respetaban las
culturas ancestrales” y pudieran ser un obstáculo para la evangelización. Véase
BROWNE, Walden, Sahún and the Transition to Modernity. Norman: University
of Oklahoma Press, 2000.
112 MORÁN, Miguel y CHECA, Fernando, El coleccionismo en España, Madrid:
Cátedra, Ensayos de Arte, 1985, p. 132.
113 Para el caso del Tesoro de Moctezuma uno de los primeros inventarios data
del 15 de mayo de 1522, según el cual Hernán Cortés “envía a la Península 260
objetos: 84 piezas de plumería, mantas y vestidos de cuero, 53 piezas de oro y
jade representando figuras antropo y zoomorfas, 10 piezas de oro –una mariposa,
dos máscaras y un lanzadardos- 38 joyas de oro y otras muchas de carácter
diferente” en ALCINA FRANCH, José, “El tesoro de Moctezuma”, Madrid,
Cuadernos Hispanoamericanos, nº 539-40, mayo- junio de 1995, p. 240.
114 Ibíd. p. 241.
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