Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

dificultades ya heredadas desde las bases estéticas que impusieron el
Renacimiento y la “autonomía de la forma artística”. Primeramente,
algunos objetos primitivos nunca se concibieron para ser contemplados
por el público, sino que permanecían ocultos en algún lugar debido al
ceremonial al que pertenecían y su conexión con lo trascendente. Por otra
parte, los objetos de arte primitivo se han mostrado habitualmente en el
museo, despojados de un contexto que son parte de su significado. El
desnudo del objeto en el museo no es sólo el despojo del adorno como
rafia, plumas u otros materiales perecederos que le pudieran acompañar,
sino la falta de todo un entramado. El alejamiento del entramado en el que
estos objetos son mostrados, la ceremonia, la distinción a la persona que
porta el objeto, el traje que utiliza, si el portador lleva o no tatuajes, la
música que acompaña al objeto, las danzas, el rito… en definitiva, todo el
universo del que son separados deja privados a los objetos para ser
valorados, únicamente, por su calidad formal. Es decir, “nos queda un
‘objeto’ que no cumple ninguna de sus funciones para las cuales fue
concebido, que ejemplifica un conjunto de relaciones abstractas de forma
y color” 4 . Sin embargo, los juicios estéticos occidentales basados en
formas, autores, técnicas y materiales a los que se someten los objetos
primitivos no tienen nada que ver con el principio de creación de los
objetos en las sociedades tribales en las que fueron producidas, por lo que
“suponer que existe en los objetos estéticos no europeos una concepción
autónoma de las formas, una teorización acerca de métodos y materiales
‘artísticos’ es pecar de etnocentrismo” 5 .
Desde finales del siglo XV, a raíz de los descubrimientos españoles y
portugueses 6 , ya se tienen noticias de objetos exóticos (que pudieran
tratarse de objetos primitivos). Un poco más adelante, estos objetos
comienzan a aparecer inventariados en las colecciones de gabinetes de
curiosidades de las cortes europeas; sin embargo, no llamaron entonces la
atención de los artistas de la época por sus formas artísticas, seguramente
torno a la “Estructura de la actividad”, a.1) artista vs. b.1) generalmente no hay
rol especializado, a.2) obra de arte vs. b.2) No hay concepción de objeto especial
(obra de arte) sino de un objeto de función precisa que además es estético, a.3)
marchands, mercado, crítica, etc. vs. b.3) no existe y, finalmente, a.4) público vs.
b.4) Generalmente está indiferenciado de los productores”, OCAMPO, Estela,
Apolo y la Máscara: La estética occidental frente a las prácticas artísticas de
otras culturas, Barcelona: Icaria, 1985, pp. 195-197.
4
Ibíd., p. 12.
5
Ibíd., p. 15.
6
“Entre las muchas referencias que se poseen sabemos que en 1470 Carlos el
Temerario había adquirido a un portugués varias esculturas provenientes de la
costa occidental de África” OCAMPO, Estela, “Primitivismo y arte primitivo”,
Madrid, Nueva Revista, nº 80, marzo-abril de 2002, p. 95.
- 3 -