Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

Los “elementos decorativos” a los que se alude en la crónica son
importantes para el análisis de este tipo de exhibiciones, ya que dan
cuenta del hecho expositivo como un acto de “representación”, como un
escenario en el que se representa la condición del Otro venido a la
metrópoli para ser exhibido, derivado del hecho de que los ashantis no
realizaban otra función que la de estar presentes en un espacio destinado
para tal fin. 326 El ornato con el que se adereza el espacio en donde residen
temporalmente los ashantis es lo que ayuda, tal y como relata la crónica, a
que “la ilusión resulte poco menos que completa”, lo que nos ayudaría a
ultimar que la tribu ashanti se exhibe en un diorama que estuvo más
cercano al espectáculo que a la rigurosidad de una reconstrucción para la
exhibición de un hecho expositivo de carácter etnológico. Sin embargo, tal
y como veremos a continuación, la mayoría de la prensa del momento no
lo creía así.
Juan Buscón, en La Vanguardia del miércoles 11 de agosto de 1897,
justificaba para la asistencia de público a este espectáculo su “curiosidad”
tanto “por el interés humano como por el interés artístico”. El cronista
encuentra “impresión de verdadero arte en la contemplación de unos
seres que venidos de remotas costas africanas, brindan á nuestros ojos una
pintoresca, si bien diminuta reproducción de la vida salvaje” [el
destacado es nuestro]. Por lo que no se valoraría en este caso a la tribu
ashanti como un espectáculo de circo, lo que también sucede en otras
crónicas, sino que, según el cronista, son atractivos por su condición de
“salvajes”. Para el autor, los ashantis son un objeto heterogéneo para ser
examinado y “formarse una idea del modo de ser de un pueblo tan
interesante”, lo que acabaría argumentando, la asistencia de público a la
exhibición ashanti se realizó por su interés como hecho singular.
326 “L’exhibició dels Aschantis ofereix atractius. No fan habilitats com los artistas
de Circo, ni s’entregan á exercicis aparatosos més ó menos teatrales; allá, en lo
solar del carrer Ronda de la Universitat [...] s’hi están com á casa seva. Allá hi ha
que veure’ls per formarse una idea del modo de ser de un poble tan interessant”
Barcelona, La Esquella de la Torratxa, Periódich Satirich, n º 968, 30 de julio de
1897, p. 468.
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