al 1Iüifl lóbt*IXT

- ''7 -
dos, jueces ocasionales ó jueces de hecho, poder
soberano para apreciar en materia criminal, y aun
civil y mercantil, sin sujeción á ninguna regla preexistente,
si se ha efcctuado 6 nó el acontecimiento,
cuya comprobación se quiere establecer en juicio; no
por eso es menos cierto que en ellos también son
necesarios principios que regulen la prueba de las
obligaciones y de su extinción, porque la prueba no
se requiere en la sociedad tan sólo para quelos
jueces decidan sobre la existencia de los hechos sino
también para guiar muchas de las relaciones de los
hombres entre sí.
Interesa á todos saber cuáles son los medios
que la ley, establece para justificar la existencia de
los derechos personales y reales, y cuándo deben considerarse
acreditados ante ella. La determinación y sanción
de esas reglas pertenece al Código Civil ; por
que á ellas tenemos el deber de sujetarnos cuando
contratamos ó ejecutamos un acto, porque ellas están
comprendidas implícitamente en las estipulaciones que
celebramos, y que la consideración en que la g tienen
los que contratan para los pactos acordados las revisten,
del carácter de derechos adquiridos, dé que
no puede despojárseles por ulteriores derogatorias ó
modificaciones.
Si las disposiciones legales sobre pruebas estuviesen
colocadas en los Códigos de Procedimiento
tendrían efecto retroactivo, como los preceptos de los
cuerpos de leyes adjetivas, á las cuales toca únicamente
en este punto fijar la manera de instruir la
prueba y de haerla valer en juicio, la cual puede
variar sin alterar la calidad y mérito de ella.
- Los principios y reglas expresados aquí se contraen
á las obligaciónes convencionales y á las que
proceden de 2 la ley, de los cuasicontratos, délitos
y cuasi—delitds, tanto á los derechos personalés ¿brno
álasacciónes reales. Conviene agré'gar que la prueba
jidiciale ha de referir siempre á — lá demostráciÓn