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La ley reputa confidencial toda carta en que no
se trate de la existencia ó extinción de una obligación,
ó de cualquier otro hecho jurídico relacionado con los
puntos que se controvierten. Una carta sobre ásuntos
de orden doméstico ó personal, ó de política, ó
sobre materias literarias ó científicas, deberá juzgarse
en ese sentido confidencial. Prohíbese su publicación
ó presentación en juicio sin el consentimiento del autor
y de la persona á quien fue dirigida, para garantizar
el secreto de la correspondencia epistolar. Aunque
las cartas de ese género no sean pertinentes para
probar las acciones ó excepciones deducidas en el
pleito, alguno de los litigantes podría pretender justificar
con ellas hechos ó circunstancias que próxima
ó remotamente pudiesen contribuir á esclarecer ciertos
puntos debatidos; por ejemplo, las buenas relaciones
existentes antes del pleito entre los contendores, la
confianza recíproca, sus vínculos de familia, ó por-el
contrario, los desacuerdos y recriminaciones precedentes,
lo incorrecto de sus procederes, etc. : los Jueces
no deberán admitirlas, si falta el concurso de volun
tades expresado.
Pero, cuando una de las partes solicita se le autorice
á presentar las cartas que tiene de la otra ó de
un tercero, ó que se obligue á , ésta ó aquélla á producir
las que por la postulante les han sido dirigidas,
y alguno de ellos niega su consentimiento, apoyado en
que las cartas referidas son con/idencia/cs, cómo debe
decidirse esta incidencia, y á quién toca apreciar
el carácter de la correspondencia dicha ?—Nos parece
racional que el Juez mande antes que todo presentar
las cartas, y una vez producidas le toca á él únicamente
resolver si son ó no confidenciales, apreciación que
por versar sobre un punto de hecho no puede ser sometida
á la censura de la Corte de Casación.
Acontecerá alguna vez que las cartas en cuestión
sean en parte confidenciales y en parte relativas á los
puntos controvertidos. Ese doble carácter no ha de