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lo por tu .cuadro de la Anunciación, y fijamos el día de
mañana para hacernos mutua tradición de aquellos objetos.
Un rayo rompe esta noche mi estatua en mil
pedazos: nada puedo entregarte. Estás, empero, obligadoá
entregarme 'tu cuadro, porque el contrato fue
perfecto, nos transferimos recíproamente la propiedad
de las cosas cambiadas, y la estatua pereció para su
dueño, que eres tú, res peril domino suo, artículo 1.099.
Si mi estatua se destruyó por - mi culpa, ó estando en
¡nora de entregártela, es c1aroque te deberé su valor.
Cuando el objeto de la obligación, consiste en un
hecho, la imposibilidad de ejecutar el hecho resuelve de
todo en todo el contrato, porque desaparece la: causa de
la obligación para una de las partes:
Art. 1.266. Cuando la cosa ha perecido, puéstose fuéra del
comercio, 6 perdídose sin culpa del deudor, los derechos y las acciones
que le pertenecían respecto de esta cosa pasan á su acreedor.
Si la osa es un uerpo cierto, y me es imputable
su pérdida, mi obligación no se extingue; pero, en qué
consisteesa obligación ?
Es evidente que aunque se me considere culpado,
no puedo entregar lo que no existe: la obligación primitiva
se ha extinguido forzosamente, porque nadie está
obligado á lo imposible, ad impossibi/ium nemo z'eneur.
Mi obligación ha cambiado de forma, y se ha convertido
por necesidad en la de resarcimiento de daños y perjuicios,
artículo 1.190, yen ese sentido es que se dice que
la obligación subsiste en tales casos, por consecuencia
de culpa ó mora.
Si la cosa ha' perecido por fuerza mayor ó caso
fortuito que no me es imputable, á nada estoy obligado
entonces. Los derechos y acciones que tenía yo en la
cosa pasan á la otra parte, no como acreedora simplemente,
sino como propietaria que se había hecho de ella,
por virtud del contrato, y así se trasmiten sin que sea
menester cesión posterior. Corresponderán, pues, á la
parte expresada los derechos contra el asegurador, si la