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propios, en el supuesto ie que no alcanzan los bienes
gananciales para aquel fin. Pero, si los gananciales
son suficientes, entonces se pagan con igual derecho los
bienes de la mujer y del n'ar ido, que hayan desaparecido
por caso fortuíto 6 fuerza ma y or, porque los patrimonios
de los cónyuges hacen ]as veces del capital de la sociedad,
los gananciales son las utilidades de ésta, y no
puede haber beneficios sino después que se ha pagado
lo que á cada socio particularmente correspondía.
Art. 1.409. La restitución de los bienes existentes debe hacerse
desde luego y oon los frutos desde que hubiere mora.
Si el inmueble de la mujer ha sido arrendado durante el matrimonio
por el marido solo, se observará lo establecido par los arrendamientos
hechos por el usufructuario.
Desde el día en que cesa la sociedad conyugal, por
cualquiera de 1as causas sobrédichas, comienza el estado
de liquidación, y se debé cada cónvue la restitución
de la parte que le pertenece en los bienes existentes.
Los frutos de los que consisten en cuernos ciertos se
deben al cónyuge propietario ó Íl sus herederos desde ese
mismo día : los de los bienes que tienen que ser antes
señalados y adjudicados en la l)a1ticin desde que ésta
se verifica. Véase' el artículo 1.388.
En cuanto á los inmuebles de la mujer. arrenclado
por el marido, durante el matririioiiio. rige el artículo
512, y no subsisten por un tú-mino mayor de cipco
años.
Art. 1.410. Los créditos ó derechos ajortidos por alguno d
los cónyuges se restituirán en el estado que tengan (i no ser que,
siéndolo por la mujer, se hubieren dejado de cobrar, ( se hul)ieren
hecho incobrables por negligencia ó culpa del marido.
Esta responsabilidad pesa sobre el marido cóiiió
administrador de los bienes de la mujer. 10r i!npricia,
imprudencia ó negligencia; que son los elcmetos ue
constituyen la culpa. 1 En la Admiiistración eJinirid
debe prestar la diligencia y cuidado 1c un buen utdré
de familia, artículo '1. ¡89. Su responsabilidad