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los libros de un comerciante, es de aplicación obligatoria
contra él, y no queda por consiguiente al
arbitrio de lbs tribunales el admitirla ó desecharla.
El comerciante no pued'e invocar en su favor lo que
contengan sus libros, porque nadie puede crearse un
título ó una prueba á sí mismo ; pero, como es de
principio que la confesión es indivisible, la ley impone
á la parte que acepta las partidas de los libros
del comerciante que le son favorables, el deber de
admitir también lo adverso en la combinación que
resulta.
Refiérese ésto al debe y haber de una cuenta que
ha llevado una persona no comerciante con un comerciante.
Si la primera admite y se prevale de
las partidas en que se han hecho constar sus abonos,
no puede rechazar las en que aparecen los cargos:
la combinación de éstos y aquéllos es la que produce
el balance de que resulta acreedor el comerciante.
El precepto no sería aplicable á otra deuda,
no incluida en la cuenta dicha, que le reclamara el
comerciante, porque faltaría la razón de la indivisibilidad
enunciada, ó aunque la incluyese el comerciante
para facilitarse la cobranza, cuando evidentemente
representaba una operación ó negociación distinta
de las de la cuenta mencionada. Verbo y gracia,
si en una cuenta de frutos y mercancías, aparece una
partida referente á una cantidad de dinero, proporcionada
para comprar un inmueble ú otra cosa semejante.
La persona á quien se opone una cuenta, cuyos
cargos niega en todo ó en parte, deberá rechazarla
en absoluto, tanto en lo favorable como en lo adverso,
y entrar á probar por los medios legales los
abonos que ha hecho al acreedor, si la controversia
tiene por objeto determinar el balance contra el cual
se invocó la excepción de pago y esperar que se
prueben también los cargos, todo según las condiciones
de procedimientc en que se ha situado la con-