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-. guiría con todos sus accesorios, y no bastaría la ficción
de la ley para revivir lo que habíadejado de existir,
fuera de que se daría ocasión á uleriores bperaciones
fraudulentas para perjudicar á terceros. Cualquiera
declaración de subrogación "posterior no produciría efecto
respecto del deudor y de' terceros. El pago y la súbrogación
dehn constar, pues, de pu mismo acto: dos
escritos distintos aunque sean de la misma fecha no llenan
aquella exigencia. Admítese, sin embargo, la validez
de la subrogación cuando el qué la pretende ha
hecho al acreedor una ó más remesas de fondos con
mención expresa de que están destinados á la subrogación.
Considéranse entonces depósitos provisionales,
no pagos, y con ellos puede llegarse legalmente al fin
expresado.
Sise tratase simplemente de pagos parciales sucesivos,
y así constan en el recibo definitivo, la subrogación
no se efectuaría sino por el último pago que se hubiera
hecho al mismo tiempo que se declaró la subrogáción.
Enseñan los autores que los terceros pueden impugnar
la subrogación, aun cnando consten ella y el pago
de un mismo acto, si los hechos han pasado de un
modo distinto. Cuando la rechacen, porque aleguen
que el pago lo hizo antes el que quiere prevalerse de la
subrogación, pueden servirse de todo género de pruebas
en atención á que imputan un fraude al acreedor
que se dice subrogado: cuando afirman que la deuda
subrogada estaba extinguida por el deudor, ó por cualquiera
otra persona, en el tiempo en que se verificó la
subrogación, sin atribuir complicidad dolosa al subrogado,
no pueden probarlos fundamentos de su impugnación
sino con documentos de fecha cierta que acrediten
el pago anterior, dado que la cuantía de la deuda
exceda de la suma en que es admisible la prueba de testigos.
Estas son las únicas condiciones requeridas en
este primer caso para la validez de la subro,çncin convencional.
Puede constar de documento privado ó au-