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C0r(lafld() que ella resulta de la trucha iudi;-ea, como
dijimos en el artículo r.28 1; porque las presunciones
no son en realidad medios de prueba, sino
pruebas mismas de determinado orden ó graduaciones
deo la prueba en el criterio de inducción, á que
todas están sujetas por la razón y por la. ley. Convence
de esta verdad, que las presunciones necesitan
de los medios conocidos de prueba para llegar al
entendimiento del Euez, como son los documentos, la
confesión, los testigos, etc.
Cuando el artículo 1.215 previene que la existencia
en poder del deudor del documento privado de la
deuda hace presumir el pago, deduce de un hecho conocido
otro desconocido, pero esto se verifica de una
manera indirecta y en fuerza de una regla de inducción
preestablecida, porque la consecuencia que se
deduce no es rigurosamente cierta. Lo mismo sucede
en las demás presunciones, sea ó no permitida la prueba
en contrario.
Es verdad que toda prueba descansa en una ó
más 7-cs7tncioncs, de las cuales se deriva la fe que merecen
los documentos públicos ó privados, las declaraciones
de testigos, etc.; pero ellas son en las pruebas
como en otros actos de la vida civil, ficciones necesarias
para el establecimiento y conservación de la sociedad.
La prueba da lugar á las mismas consecuencias
que la presunción de una manera dirécta. Cuando
dos testigos nos dicen que vieron al deudor entregar
al acreedor el dinero que le debía, que fueron convocados
expresamente para presenciar ese acto y que
ambas partes se manifestaron recíprocamente satisfechas
de sus derechos y obligaciones, colegimos que
se ha efectuado el pago de la deuda y que ésta ha
quedado extinguida. Este razonamiento está fundado
en un hecho absolutamente cierto, á menos que se pruebe
la falsedad de los testigos.
En las j5resuncioizes, por lo mismo que resultan
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