al 1Iüifl lóbt*IXT

- 62
\
que llegue la carta á sus manos. El acreedor, que no
quiere acordar esa gracia á los herederos del deudor,
puede sostener que el crédito existe.
Por qué ?—Porque Elio podía retirarla manifestación
hecha mientras no había sido aceptada por Claudio,
y Claudio mismo pudo haber rechazado la remisión
que se le participó, en atención : á que es principio de
erecho que á nadie se hace beneficio contra.snvoluntad.
Invito beneficium noz datus. Antes de ser aceptada
no ha existido más que un ofrecimiento ó una
propuesta de remitir, que solo por la aceptación podía
alcanzar el carácter de remisión.
Los mismos expositores opinan que la aceptación no
está sujeta á ninguna formalidad, y que no es menester
la notificación al acreedor de que la quita ha sido
aceptada, la cual es indispensable en la donación, artículo
1.029. De donde se colige que si el acreedor muriera
antes de saber que la quita 6 remisión había sido aceptada
por el deudor, los herederos tendrían que considerar
extinguida la acreencia, cuya remisión quedó
perfecta.
En el propio orden de principios, por lo que se
reconoce que la remisión es una donación, es lógico
asentar que el valor de la deuda remitida debe ser
traído á colación en el caso prevenido en el artículo
982, que puede ser reducido según el artículo 1.055, y
revocada la quita en los mismos casos en que pueden
serlo las donaciones, artículo 1.064. Si no fuera así
habría un medio seguro de burlar las disposiciones sandonadas
en esa materia. No puedo donarte la mitad
de mis bienes, sin que mis herederos hagan reducir la
donación por inoficiosa. Nada más fácil: te presto esa
cantidad y transcurrido cierto tiempo te otorgo remisión
de la deuda. El resultado sería absurdo.
La remisión puede ser expresa ó tácita. Será expresa
siempre que conste de un acto verbal ó escrito
la voluntad del acreedor de perdonar la deuda, en la
inteligencia de que siendo la remisión un medio de