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to en que la obligación fue creada, ó al que por
fuerza mayor ó caso fortúito perdió el título que de
su crédito poseía.
Los tres casos que se refieren á la primera excepción,
contenida en este artículo, son fáciles de
comprender. La prueba de testigos es aquí, como
en el artículo anterior admisible, tanto para probar.
una obligación que excede de dos mil bolívares ó
su extinción legal, como para probar una ccsa contraria
ó que modifique un acto escrito.
Los cuasi—contratos, delitos y cuasi —delitos producen
obligaciones civiles, artículos 1.105 á 1.122, que
se forman por hecho del obligado solamente, en los
cuales no ha intervenido el acreedor. No olvidemos,
sin embargo, que en el cuasi—contrato resultante del
bajo de lo indebido, éste debe constar por escrito,, si
la suma pagada excede del valor qu.e puede probarse
por testigos, y que en la gestión de negocios, la tule/a,
etc., todos los pagos 6 erogaciones están sometidos
á la misma regla. Si el delito ó cuasi—delito se conexiona
con un contrato que debe justificarse por
escrito, no será permitido probarlo de otra manera
para acreditar la comisión del hecho ilícito. Establecida
aquella prueba en la forma legal, podrá probarse
por testigos Ja violación que constituye el delito
ó cuasi—delito:
El dep6sito necesario, artículo 1.750, supone naturalmente,
por las circunstancias mismas en que se verifica,
la imposibilidad de la pruba escrita, y que
para la ley basta que la imposibilidad sea moral. En
cuanto al que se hace en.las posadas, naves, vehículo,
etc., la ley lo asimila al motivado por incendio, terremoto,
tumulto, etc,, para mayor garantía de los viajeros,
artículo 1.752, pero toca siempre al Juez lpreciar
las cualidades de las personas y las circunstancias
del hecho, pues no es verosímil, por ejemplo, que
una persona de escasos bienes de fortuna ó de insig-
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