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cluyan 6 contradigan entre sí, unos á otros, pues
entonces nada valdrían.
Idéntica regla se observa en lo criminal. Fabio
y Marcelo declaran uniformemente que presenciaron
la disputa que Anselmo y Carlos tuvieron en el café
de la Paz á las io de la noche, y vieron cuando Anselmo
sacó el revólver y disparó un tiro'á quema ropa
contra Carlos, quien cayó muerto: de esas dos declaraciones
se deriva una trueba plena del homicidio.
Pero, Fabio fue el único que presenció el disparo;
Marcelo dice que pasó niomentos antes y oyó la disputa,
y poco después oyó en la calle la detonación;
Blas que entró pocos instantes después del tiro y
vió á Anselmo con el revólver en la mano y á Carlos
tendido en el suel Juan y Francisco oyeron
también el tiro, y vieron á Anselmo que salía corriendo
para fuera, etc. He aquí una serie de testigos
singulares, que para el Juez pueden constituir
una prueba plena del delito.
Los casos en que son necesarios más de dos
testigos contestes los tenemos en el testamehto, articulos
745 y 750, y en el matrimonio celebrado in
artículo monis, artículo i 16.
Para valorar la prueba de testigos el Juez comienza
por apreciar las declaraciones en sí mismas,
para examinar luego las conexiones ó desacuerdos
que tienen entre ellas ó con otras pruebas instruidas.
Los hechos deben ser posibles 6 verosímiles, considerados
intrínsecamente: los tetigos que hayan depuesto
sobre un hecho físicamente imposible ó inverosímil
por razon de las circunstancias de tiempo, de
lugar, etc., no deben ser creídos aunque sean varias
las declaiaciones y éstn del todo contestes.
En los procesos sobre sortilegios instruidos en
otras épocas, se quebrantaba esa regla fundamental,
porque los Jueces estaban imbuídos en la falsa creencia
de que existía1T realmente personasdotadas de poderes
sobrenaturales, debidos al comercio mantenido