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haya efectuado, si bien no se haya aprovechado de
chis, porque pertenecen á. la masa hereditaria.
Parécenos inútil decir que los efectos de la cesión
de la herencia en cuanto suspende la confusión
antes verificada en el heredero no se extiende á terceros.
Las deudas extinguidas no renacen, por consiguiente,
contra los fiadores ni contra otras personas
comprometidas por obligaciones accesorias, porque
éstas y aquéllos son enteramente extraños á las
estipulaciones habidas entre el cedente y el cesionario.
Así como renacen los créditos y las deudas del
heredero, renacen las servidumbres activas y pasivas
que existían entré inmuebles del heredero é inmuebles
de la herencia.
Respecto de los créditos pertenecientes á la sucesión,
el heredero cumple con entregarle al cesionarío
los títulos correspondientes para que notifique
los deudores, sin responsabilidad alguna ni en cuanto
á la existencia de los créditos, ni á la solvencia de
los obligados.
Conviene advertir qie la venta mencionada no
altera en nada la situación de los acreedores hereditarios,
para quienes el heredero sigue personalmente
obligado, aunque ellos 1)uCdefl reciain:ir tifibiélI del
cesionario el pago de IOS crdditos para la acción oblícua
del articulo 1.197.
La venta de la herencia no comprende ni puede
comprender, aún por pacto expreso, ci cara ctcr de
heredero, que es inalienable é intrasmisible. Tampoco
deben suponerse incluidos en ella los retratos, papeles
de familia y otros derechos esencialmente personales
Ėl comprador de la herencia puede hacer suyos
los aumentos que ésta llegue á alcanzar ulteriormente
por derecho de acrecer, artículo S41. Es opinión generalmente
admitida que ese derecho debe conside-
•rarse como accesorio de los emolumentos de la su-