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por ministerio de la ley, é igualmente á los derechos
reales sobre inmuebles; artículos 445,. 446 Y447-
Véase lo expuesto en el artículo 182.
Aquella comprobación se exige rigurosamente
cuando la mujers menor, porque entonces deben
observarse •por el marido las disposiciones relativas á_
la curatela, artículo .364.
Sin previo decreto del Juez no se pueden ena
jenar tampoco bienes müebles preciosos de la mujer
y otros cuerpos ciertos determinados, que son los que
el marido está obligado á restituir como cosas individuales,
como joyas, alhajas, cuadros históricos, etc.,
que poseen, un valor cuantioso y especial. No es así
cuando se trata de, ganados, géneros, frutos, papéles
de crédito, etc., que el marido deberá pagar á la mujer
con dinero ú otros , valores de la misma especie, pues
para.la enajenación de esos basta el consentimiento
de Ja mujer.
Es sensible que nuestro Código haya dejado desamparados
de la garantía judicial los demás bienes
muebles de la mujer, por haber seguido en este punto
al pie de la letra al Cgo francés, que fue redactado
á principios de este siglo, en una época en que
los principales valores patrimoniales de las. familias se
'constituían en bienes raíces, y los bienes muebles
eran de escaso interés é importancia. Hoy no acaece
lo mismo, pues el movimiento industi-a1 del mundo
de los tiempos posteriores ha dado á los bienes muebles
una significación econóniica incalculable, y muchas personas
radican gran parte de sus caudales en acciones
de . ferrocarriles, de empresas 1 agrícolas ó mercantiles,
títulos de Deuda .públia, etc. La misma
observación hemos hecho en cuanto á los bienes de
menores, artículo 33.
El consentimiento de la mur ha . de constar
en los actos de enajenación, para . que . el marido
pueda probar que se leió por aquel medio; á menos
que Jos negocios admitan por su cuantía la prueba