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darte mi caballo alazán ; si este caballo muere, desaparece
la cosa debida, y mi obligación concluye: me he
obligado á darte un caballo, aunque perezcan todos los
que poseo, no por eso dejaré de deberte un caballo, que
habré de adquirir para dártelo, artículos 1.212 y
1.213.
Si la cosa debida, indeterminada domo cuerpo cierto,
pertenece á una colección de otras de su especie, ó
se señala por alguna circunstancia limitativa la obligación
no se juzga extinguida sino cuando ninguna de ellas
existe, por ejemplo: me obligo á darte un caballo de los
de mis hatajos de Barinas, un cuadro de los que tengo
en mi casa de Maracaibo, un reloj de los que espero de
Suiza, etc. Para que se extinga la deuda es menester
que no me quede ningún caballo en Barinas, ningún
cuadro en Maracaibo, ó que se pierdan todos los relojes
que me venían de Suiza.
La cosa debida puede perecer de tres modos: porque
se destruya ó muera, porque se ponga fuéra del comercio,
como si ha sido tomada para uso público, ó porque
se ignore su paradero.
Por regla general, la obligación se extingue siempre
que la cosa perece, sin culpa del deudor y sin hallarse
éste en mora, artículo 1.188. Me he obligado á
darte mañana mi caballo alazán; lo mando- antes á hacer
un viaje largo y precipitado: viene enfe-rmo y muere:
mj obligación existe. No te entregué el día fijadoelcabailo
que te prometí.; enferma y muere: , estoy obligado
para contigo.
En cuanto á los casos fortuitos, el deudor no es responsable
de la pérdida de la cosa, si no estaba en mora
para su entrega, y los casos antedichos nó le son por
modo alguno imputables. Pero, aun estando en mora,
puede exonerarse de la obligación, si, no habiéndolo tornado
á su cargo, prueba que la cosa habría debido perecer
por el caso fortuito igualmente en poder del acreedor.
Dejé suelto en mi hacienda el caballo debido, y allá
murió de la mordedura de una culebra: soy responsable