al 1Iüifl lóbt*IXT

- '35 -
piares, formalidad que para algunos contratos, como
el de compañía, impone el Código de Comercio.
Con documentos privados pueden probarse todos
los actos ó contratos que por disposición de la ley
no 'requieren ser extendidos en escritura pública 6
revestir solemnidades especiales. Pero, esa clase de
instrumentos no valen por sí mismos nada,, mientras
no son reconocidos por la parte á quien se oponen
Ó tenidos, legalmente por reconocidos. El documento
privado adquiere, entonces, fuerza de escritura pública
entre los que lo han suscrito, ó contra el que
lo ha suscrito si es uno sólo, ó, mejor dicho, entre
las partes del acto ó contrato contenido en él, y entre
sus herederos ó causahabientes. Para destruir la
plena prueba que del documento se desprende, sería
menester tacharlo de falso como á un documento
público, porque sólo probando que el acto ha
sido falsificado es que se pueden echar abajo las declaraciones
que contiene. En cuanto á las cláusulas
enunciativas siguen la misma regla de los documentos
públicos, conforme al artículo 1.286.
Es doctrina generalmente admitida 'en Jurisprudencia
que los documentos privados reconocidos, 6 tenj
dos por reconocido.s producen también efectos contra
terceros con estas 'distinciones la fuerza probatoria
del documento es para los terceros indiscutible desde
que está reconocido, con excepción de la fecha que
no llega á ser para ellos cierta, sino conforme 'a!
tículo 1.292; pero las consecuencias del acto privado
no afectan en nada á los terceros cuando la ley exige
expresamente un documento público, como acontece en
las convenciones que tienen por objeto la traslación
del dominio de bienes raíces ú otros derechos reales
sobre los mismos.
La declaración de una deuda ú otra ob1iación
personal, un contrato que crea derechos personales,
la extinción de una obligación ú otros actos seniejantes,
constantes de un docui'nento privado r'.cono-