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PRINCIPIOS DE ANATOMIA Y FISIOLOGIA- TORTORA - DERRICKSON

La relevancia de la anatomía y la fisiología que usted está estudiando se comprende mejor cuando hace la conexión entre la estructura normal y la función, y lo que sucede cuando estas funciones están alteradas. En todos los capítulos del libro, hallará Correlaciones clínicas, que le presentan una interesante perspectiva clínica relacionada con el tema del texto. Al final de cada capítulo de aparatos y sistemas, encontrará una sección sobre desequilibrio homeostático, que incluye análisis concisos sobre las principales enfermedades. Esto da respuestas a muchas de las preguntas que pueda tener sobre problemas médicos. La sección de Terminología médica a continuación incluye términos seleccionados sobre condiciones normales y patológicas.

La relevancia de la anatomía y la fisiología que usted está estudiando se comprende mejor cuando hace la conexión
entre la estructura normal y la función, y lo que sucede cuando estas funciones están alteradas. En todos los capítulos
del libro, hallará Correlaciones clínicas, que le presentan una interesante perspectiva clínica relacionada con el
tema del texto. Al final de cada capítulo de aparatos y sistemas, encontrará una sección sobre desequilibrio homeostático,
que incluye análisis concisos sobre las principales enfermedades. Esto da respuestas a muchas de las
preguntas que pueda tener sobre problemas médicos. La sección de Terminología médica a continuación incluye
términos seleccionados sobre condiciones normales y patológicas.

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666 CAPÍTULO 17 • SENTIDOS ESPECIALES

en realidad microvellosidades), a los que se suma un cinocilio, un cilio

convencional unido firmemente a su cuerpo basal y que se extiende

más allá del estereocilio más largo. Como en la cóclea, los estereocilios

se conectan por uniones en los extremos. Distribuidas entre las

células ciliadas, se hallan las células cilíndricas de sostén que probablemente

sean las encargadas de secretar la gruesa capa glucoproteica

que descansa sobre las células ciliadas, denominada membrana otolítica.

Sobre toda la superficie de esta membrana, se extiende una capa

de densos cristales de carbonato de calcio, llamados otolitos (de

ootós-, oído; y -líthos, piedra).

Dado que la membrana otolítica se encuentra sobre la parte superior

de la mácula, si se inclina la cabeza hacia adelante, esta membrana

(axial, como los otolitos) es atraída por la gravedad, se desliza

hacia abajo sobre las células ciliadas en la dirección en la que se produjo

la inclinación e inclina, a su vez, los haces de cilias. En cambio,

en posición sedente en un automóvil que repentinamente se mueve

hacia adelante, la membrana otolítica se retrasa con respecto al movimiento

de la cabeza, empuja los manojos de cilias y hace que éstas se

inclinen en la dirección contraria. La inclinación de los manojos de

cilios acústicos en una dirección estira las uniones de extremo, con lo

cual se abren los canales de transducción y se producen así potenciales

receptores despolarizantes; la inclinación en la dirección opuesta

cierra los canales de transducción y produce la hiperpolarización de

la membrana.

A medida que las células ciliadas se despolarizan y repolarizan,

liberan neurotransmisores con mayor o menor frecuencia. Las células

ciliadas hacen sinapsis con neuronas sensitivas de primer orden

en el ramo vestibular del nervio vestibulococlear (VIII) (véase la

Figura 17. 21b). Estas neuronas descargan impulsos con un ritmo

lento o rápido, según la cantidad de neurotransmisor presente. Las

neuronas eferentes también hacen sinapsis con las células ciliadas

y con las neuronas sensitivas y, evidentemente, regulan la sensibilidad

de unas y otras.

Conductos semicirculares

Los tres conductos semicirculares, junto con el sáculo y el utrículo,

participan en el equilibrio dinámico. Los conductos se disponen

en tres planos perpendiculares entre sí (Figura 17.25): el conducto

semicircular anterior y el conducto semicircular posterior están

orientados en sentido vertical, y el conducto semicircular externo,

en sentido horizontal (véase también la Figura 17.20). Esto les permite

detectar la aceleración y desaceleración angulares. En la

ampolla, la porción dilatada de cada conducto, hay una pequeña

elevación llamada cresta. Cada cresta contiene un grupo de células

ciliadas y células de sostén. Cubriendo la cresta se encuentra una

masa de material gelatinoso que se denomina cúpula. Cuando una

persona mueve la cabeza, los conductos semicirculares y las células

ciliadas se mueven junto con ésta. La endolinfa dentro de la ampolla,

sin embargo, permanece estática. A medida que las células ciliadas

en movimiento arrastran la endolinfa, los haces de cilios se

inclinan. La inclinación de los cilios produce potenciales receptores.

En respuesta, los potenciales receptores originan impulsos nerviosos

que se transmiten a través del ramo vestibular del nervio vestibulococlear

(VIII).

Vías del equilibrio

El movimiento de las estereocilias de las células ciliadas en los

conductos semicirculares, el utrículo o el sáculo provocan la libera-

ción de un neurotransmisor (probablemente, el glutamato), que

genera impulso nerviosos en las neuronas sensitivas que inervan las

células ciliadas. Los cuerpos neuronales de las neuronas sensitivas

se localizan en los ganglios vestibulares. Los impulsos nerviosos

viajan por los axones de estas neuronas, que forman el ramo vestibular

de cada nervio vestibulococlear (VIII) (Figura 17.26). La

mayoría de estos axones hacen sinapsis con las neuronas sensitivas

de los núcleos vestibulares, los centros más importantes de integración

para el equilibrio en el bulbo raquídeo y la protuberancia. Los

núcleos vestibulares también reciben impulsos desde los ojos y los

proprioceptores, sobre todo de aquellos localizados en el cuello y en

los músculos de los miembros que indican la posición de la cabeza

y las extremidades. Los axones restantes entran en el cerebelo a través

del pedúnculo cerebeloso inferior (véase la Figura 17.8b). Los

núcleos vestibulares y el cerebelo se conectan por medio de vías

bidireccionales.

Los núcleos vestibulares integran información proveniente de

receptores vestibulares, visuales y somáticos y luego envían señales

a (1) los núcleos de los nervios craneales: oculomotor (III), troclear

(IV) y abducens (VI), que controlan el movimiento coordinado de

los ojos con los de la cabeza para poder enfocar en el campo visual;

(2) núcleos de los nervios accesorios (XI) para ayudar en el control

de los movimientos de la cabeza y cuello para mantener el equilibrio;

(3) el tracto vestibuloespinal, que envía impulsos hacia la

médula para mantener el tono muscular y así lograr el equilibrio y

(4) el núcleo ventral posterior en el tálamo y luego, hacia el área

vestibular en el lóbulo parietal de la corteza cerebral (que forma

parte del área somatosensitiva primaria, véanse las áreas 1, 2 y 3 en

la Figura 14.15). Gracias a estos eventos, podemos tomar consciencia

de la posición y los movimientos de la cabeza y las extremidades.

En el Cuadro 17.2 se resumen las estructuras del oído relacionadas

con la audición y el equilibrio.

CORRELACIÓN CLÍNICA |

Cinetosis

La cinetosis se produce por la presencia de un conflicto entre los

sentidos en relación con el movimiento. Por ejemplo, el aparato

vestibular detecta el movimiento angular y vertical, mientras que

los ojos y los proprioceptores en los músculos y las articulaciones

determinan la posición del cuerpo en el espacio. Si usted está en

una cabina de un barco en movimiento, su aparato vestibular le

informa al cerebro que hay movimiento debido a las olas. Pero sus

ojos no ven movimiento alguno. Esto causa un conflicto entre los

sentidos. Los mareos también pueden padecerse en otras situaciones

que incluyen movimientos, por ejemplo, en un automóvil, un

avión, un autobús o en un parque de diversiones.

Los síntomas la cinetosis incluyen palidez, desasosiego, exceso de

salivación, náuseas, vómitos, sudoración fría y malestar; esto puede

producir vómitos. Una vez que el movimiento se detuvo, los síntomas

desaparecen. Si no es posible detener el movimiento, lo mejor

es sentarse en el asiento delantero del automóvil, en el primer

vagón del tren, en la cubierta superior de un barco o en los asientos

a la altura de las alas en el avión. Mirar hacia el horizonte y no

leer mientras se viaja también puede ayudar. La medicación para

este síndrome suele tomarse antes de iniciar el viaje, y los fármacos

utilizados más frecuentemente son la escopolamina en parches de

liberación programada o tabletas, dimenhidrinato y meclizina.

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