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PRINCIPIOS DE ANATOMIA Y FISIOLOGIA- TORTORA - DERRICKSON

La relevancia de la anatomía y la fisiología que usted está estudiando se comprende mejor cuando hace la conexión entre la estructura normal y la función, y lo que sucede cuando estas funciones están alteradas. En todos los capítulos del libro, hallará Correlaciones clínicas, que le presentan una interesante perspectiva clínica relacionada con el tema del texto. Al final de cada capítulo de aparatos y sistemas, encontrará una sección sobre desequilibrio homeostático, que incluye análisis concisos sobre las principales enfermedades. Esto da respuestas a muchas de las preguntas que pueda tener sobre problemas médicos. La sección de Terminología médica a continuación incluye términos seleccionados sobre condiciones normales y patológicas.

La relevancia de la anatomía y la fisiología que usted está estudiando se comprende mejor cuando hace la conexión
entre la estructura normal y la función, y lo que sucede cuando estas funciones están alteradas. En todos los capítulos
del libro, hallará Correlaciones clínicas, que le presentan una interesante perspectiva clínica relacionada con el
tema del texto. Al final de cada capítulo de aparatos y sistemas, encontrará una sección sobre desequilibrio homeostático,
que incluye análisis concisos sobre las principales enfermedades. Esto da respuestas a muchas de las
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términos seleccionados sobre condiciones normales y patológicas.

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734 CAPÍTULO 19 • APARATO CARDIOVASCULAR: LA SANGRE

ne del esternón. En niños pequeños, las muestras de médula ósea se

toman de una vértebra o de la tibia. El tejido o la biopsia se envían

entonces al laboratorio de anatomía patológica para su análisis. Los

técnicos de laboratorio buscan signos de células neoplásicas (cancerosas)

u otras células enfermas para ayudar al diagnóstico.

Las células madre de la médula ósea roja se reproducen, proliferan

y se diferencian en células que darán origen a las células de la sangre,

macrófagos, células reticulares, mastocitos y adipocitos. Algunas de

ellas también pueden formar osteoblastos, condroblastos y células

musculares, y algún día podrán ser usadas como una fuente de tejido

óseo, cartilaginoso y muscular para la restitución de tejidos y órganos.

Las células reticulares producen fibras reticulares, las cuales forman

el estroma (la estructura) que sostiene a las células de la médula ósea

roja. La sangre de los vasos nutricios y las arterias metafisarias (véase

la Figura 6.4) entra en el hueso y pasa por los capilares nutricios, llamados

senos, que rodean la médula ósea roja y las fibras. Una vez producidas

las células sanguíneas en la médula ósea, entran en los vasos

sanguíneos y abandonan el hueso a través de las venas nutricias y

periósticas (véase la Figura 6.4). Exceptuando a los linfocitos, los elementos

corpusculares no se dividen después de abandonar la médula.

Para formar células sanguíneas, las células madre pluripotenciales o

troncales de la médula (stem cells) producen dos tipos de células

madre que tienen la capacidad de transformarse en varios tipos celulares.

Éstas son las células madre mieloides y las células madre linfoides.

Las mieloides empiezan su desarrollo en la médula ósea roja y

dan origen a glóbulos rojos, plaquetas, monocitos, neutrófilos, eosinófilos

y basófilos. Las células madre linfoides empiezan su desarrollo

en la médula también, pero lo completan en los tejidos linfáticos; ellas

dan origen a los linfocitos. Pese a que las diversas células madre tienen

marcadores de identidad distintivos en su membrana plasmática,

no pueden distinguirse histológicamente y se asemejan a los linfocitos.

Durante la hemopoyesis, algunas de las células mieloides se diferencian

en células progenitoras. Otras células mieloides y las células

linfoides desarrollan directamente células precursoras (descritas brevemente).

Las células progenitoras no son capaces de reproducirse y

están comprometidas a dar origen a elementos de la sangre más específicos.

Algunas células progenitoras son conocidas como unidades

formadoras de colonias (UFC). A continuación de esta designación se

ubica una abreviatura que indica el elemento maduro que van a producir:

la UFC-E produce eritrocitos (GR), la UFC-Meg produce

megacariocitos, fuente de las plaquetas, y la UFC-GM produce granulocitos

(específicamente, neutrófilos) y monocitos (véase la Figura

19.3). Las células progenitoras, al igual que las células madre, se asemejan

a los linfocitos y no pueden ser reconocidas por su apariencia

microscópica.

Las células de la siguiente generación se conocen como células

precursoras o blastos. Tras varias divisiones celulares, estas últimas

desarrollan los elementos corpusculares de la sangre. Por ejemplo, los

monoblastos producirán monocitos, los mieloblastos eosinofílicos

darán eosinófilos, y así sucesivamente. Las células precursoras tienen

un aspecto microscópico reconocible.

Varias hormonas llamadas factores de crecimiento hemopoyético

regulan la diferenciación y proliferación de determinadas células progenitoras.

La eritropoyetina o EPO aumenta el número de precursores

de glóbulos rojos. Se produce principalmente en células situadas

entre los túbulos renales (células peritubulares intersticiales). En la

insuficiencia renal la liberación de EPO disminuye, dando lugar a una

inadecuada producción de GR. Esto baja el hematocrito y la capacidad

de transportar oxígeno a los tejidos. La trombopoyetina o TPO

es una hormona producida por el hígado que estimula la formación de

plaquetas (trombocitos) por parte de los megacariocitos. Diversas

citocinas regulan el desarrollo de los diferentes tipos de células sanguíneas.

Las citocinas son pequeñas glucoproteínas producidas habitualmente

por células de la médula ósea roja, leucocitos, macrófagos,

fibroblastos y células endoteliales. Actúan por lo general como hormonas

locales (autocrinas o paracrinas; véase el Cap. 18). Estimulan

la proliferación de células progenitoras medulares y regulan la actividad

de las células involucradas en la defensa inespecífica (como los

fagocitos) y en la respuesta inmunitaria (como las células B y T). Dos

familias importantes de citocinas que estimulan la formación de glóbulos

blancos son los factores estimulantes de colonias (CSF) y las

interleucinas.

CORRELACIÓN CLÍNICA |

PREGUNTAS DE REVISIÓN

7. ¿Cuáles de los factores de crecimiento hemopoyético regulan

la proliferación y diferenciación de la UFC-E y la formación

de plaquetas a partir de megacariocitos?

8. Describa la formación de plaquetas desde las células pluripotenciales,

incluida la influencia hormonal.

19.3 GLÓBULOS ROJOS

Usos clínicos de los

factores de crecimiento

hematopoyéticos

Los factores de crecimiento hematopoyéticos disponibles a través de tecnología

del ADN recombinante implican un enorme potencial de utilidad

médica cuando la capacidad de una persona de producir nuevas

células sanguíneas está disminuida o es defectuosa. La forma artificial de

eritropoyetina (eritropoyetina alfa) es muy efectiva en el tratamiento

de la menor producción de glóbulos rojos que acompaña a la enfermedad

renal terminal. El factor estimulante de colonias de granulocitos y

macrófagos y el CSF granulocítico se administran para estimular la formación

de glóbulos blancos en pacientes con cáncer sometidos a quimioterapia,

ya que ésta mata células en mitosis, elimina tanto las cancerígenas

como células normales de la médula ósea roja (recuérdese que

los glóbulos blancos intervienen en la protección contra las enfermedades).

La trombopoyetina representa una gran esperanza para la prevención

de la depleción de plaquetas, necesarias para la coagulación de la

sangre durante la quimioterapia. Los CSF y la trombopoyetina también

mejoran la evolución de los pacientes que reciben trasplantes de médula

ósea. Los factores de crecimiento hemopoyéticos también se utilizan

en el tratamiento de la trombocitopenia en neonatos, en otros trastornos

de la coagulación y en diversos tipos de anemia. La investigación

actual sobre estos medicamentos está en marcha y genera grandes

expectativas.

OBJETIVO

• Describir la estructura, funciones, ciclo de vida y producción

de los glóbulos rojos.

Los glóbulos rojos (GR) o eritrocitos (eritro-, de erythrós, rojo, y

-cito, de ky´tos, célula) contienen la proteína transportadora de oxígeno,

la hemoglobina, el pigmento que le da a la sangre su color rojo.

Un hombre adulto sano tiene alrededor de 5,4 millones de glóbulos

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