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LECTURAS DE PRIMERA SEMANA DE JUNIO DE 2011 - Insumisos

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Contra las Madres<br />

Por Luis Bruschtein<br />

Hay un punto sensible en el tejido social de este país que le permitió detectar el peso moral, el paradigma<br />

ético que representaban las Madres de Plaza de Mayo. Al mismo tiempo, desde hace más de treinta años se<br />

ha buscado su flanco débil, el punto vulnerable, para destruir esa influencia, pero cada cosa que se inventó –<br />

como cuando las llamaron las Locas de la Plaza– las fortaleció y se revirtió en contra de sus detractores.<br />

La relación de las Madres con la sociedad ha sido compleja. Muchas veces han estado muy solas. Otras veces<br />

han convocado multitudes. Pero no todo el país ha concurrido a esas convocatorias. Hay un núcleo<br />

ideológico, duro, de poder, que las resiste pero no tiene más opción que tolerarlas. Desde allí se ha buscado<br />

siempre desplazarlas de ese lugar de consideración especial que las blinda. Si pudieran hacerlo, después<br />

destruirían su imagen, difamando, mintiendo, reinventando la historia, porque las Madres son uno de los<br />

pocos puntos de referencia ciudadana que no pueden controlar.<br />

Controlar, en el sentido de resignificarlas, de mostrarlas como a ellos les convendría. Se trata de manejar un<br />

referente simbólico esencial de estos treinta años de democracia. Pero la sociedad las ha asumido con esa<br />

forma de desmarcarse que han tenido. Incluso cuando tienen razón o cuando no la tienen. No se trata de<br />

disentir o discutir con ellas. Eso lo puede hacer cualquiera porque, para bien o para mal, el lugar donde están<br />

ubicadas no es el del argumento, sino más bien el de la conciencia, el de la consecuencia, el de la valentía y el<br />

de la madre que lucha por sus hijos.<br />

Son lugares que la sociedad no regala sino que se construyen en una dialéctica, la mayoría de las veces<br />

ríspida, con la misma sociedad hasta que queda instalado. Las Madres buscaban a sus hijos, no buscaban ese<br />

lugar. Ese es otro factor que las explica ahora, porque si su motivación hubiera sido ocupar ese lugar de<br />

semiprócer o referente moral, nunca hubieran podido hacerlo. Quedaron allí justamente porque no querían.<br />

La cercanía con las Madres permitía compartir una parte irreal de ese prestigio. Muchos se les acercaron a lo<br />

largo del tiempo, sobre todo algunos periodistas, para beneficiarse con esa concesión, irreal, porque la<br />

historia es de las Madres y no de los que se sacaron fotos con ellas. Pero más de un periodista, uno que otro<br />

abogado y algún activista crearon esa ilusión sobre sí mismos.<br />

Esa presencia tan fuerte en la sociedad, a pesar de que su relación con ella siempre fue tan irregular que a<br />

veces las aislaba y a veces las acompañaba, selló con una impronta especial estos primeros 30 años<br />

consecutivos de democracia en la Argentina.<br />

Es difícil pensar estos treinta años sin la presencia de las Madres. Han sido además lo menos parecido a un<br />

fenómeno mediático y no han mostrado esa volatilidad que los caracteriza. Por el contrario, durante muchos<br />

años fueron ignoradas por la corporación mediática que se ha convertido en parte intrínseca del poder<br />

fáctico. Hasta 1996, los 24 de marzo sólo juntaban a unas 500 o mil personas en el acto que organizaban los<br />

organismos de derechos humanos.<br />

Ocupan un lugar que no desearon y hay una calidad de realidad material, concreta, en esa autoridad, que la<br />

diferencia de todos los productos mediáticos tan efímeros y aparentes como los falsos superhéroes del<br />

periodismo. A diferencia de muchos protagonistas de la actualidad, las Madres son reales, no son una ilusión<br />

mediática, no “actúan” ese lugar, simplemente “son” ese lugar de referente. Todos esos materiales que<br />

constituyen el lugar de las Madres fraguaron en una especie de casamata hasta ahora inexpugnable. Y se ha<br />

buscado, infructuosamente, destruirlas por mil maneras distintas.<br />

Del 2003 en adelante, la política de derechos humanos del kirchnerismo generó, como pocas veces antes,<br />

lazos de comunicación entre el Gobierno y los organismos de derechos humanos, incluyendo a las Madres, lo<br />

que las puso en una situación más vulnerable. Algunos organismos no estuvieron de acuerdo con esta

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