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LECTURAS DE PRIMERA SEMANA DE JUNIO DE 2011 - Insumisos

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pero vimos que es una oportunidad para un cambio, porque las cosas que tienen que ver con Internet están<br />

en manos de los que menos entienden de Internet”, resumió al final del debate.<br />

La acusación<br />

El último 6 de mayo, los hermanos Botbol fueron procesados como “partícipes necesarios” del delito de<br />

violación a la propiedad intelectual por permitir que en Taringa! algunos de los 50 millones de usuarios que<br />

la visitan cada mes compartan, en forma de links, material protegido por el artículo 72 de la Ley 11.723, que<br />

data de 1933. El artículo establece que es delito editar, vender o reproducir por cualquier medio o<br />

instrumento, una obra inédita o publicada, sin autorización de su autor o derechohabiente. Éstos últimos, los<br />

editores, fueron los que promovieron la demanda en 2009: las editoriales Astrea, La Ley, Rubinzal y<br />

Asociados, Ediciones de la Flor S.R.L., Ediciones La Rocca S.R.L., Editorial Universidad S.R.L., Gradi S.A. y la<br />

Cámara Argentina del Libro.<br />

Como descargo, los propietarios del sitio alegaron que es imposible para ellos comprobar si los contenidos<br />

que postean los usuarios violan los derechos de autor dada la magnitud del tráfico (20 mil posts diarios) y<br />

porque tampoco cuentan con los registros de propiedad intelectual para cotejar los datos. “Es una decisión<br />

de Taringa! no revelar datos de sus usuarios”, agregó Matías Botbol ante un auditorio que lo requirió<br />

personalmente cuando se habilitaron las preguntas. Como era técnicamente imposible ir contra los usuarios<br />

“que subieron la obra y los que la bajan”, en primera instancia la demanda no prosperó.<br />

Pero según la Sala VI de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, los responsables de<br />

la página “son al menos partícipes necesarios de la maniobra y además claros conocedores de su ilicitud”,<br />

según el fallo del Centro de Información Judicial. Los usuarios comparten información en forma de links, en<br />

los que si otro usuario hace clic, accede a una Web externa donde se almacena información con derechos<br />

reservados: Taringa! ni siquiera alberga físicamente en sus servidores los contenidos ilegales –como ocurrió<br />

con Napster hace 10 años– sino que informan a través de hipervínculos que otros sitios están alojados<br />

determinados materiales.<br />

Habrá un juicio y, como se trata de una demanda penal, en caso de condena las penas son de un mes a seis<br />

años de prisión. “Pero el Código Penal es taxativo: lo que no está tipificado no es delito”, aclara Busaniche,<br />

en un intento de mostrar que “están en busca de una medida ejemplificadora”, pero también que están en<br />

juego la libertad de expresión y, en definitiva, el acceso a la cultura.<br />

El delito que cometemos todos<br />

Si la ley penal es territorial y los servidores están en Estados Unidos o Rusia, ¿cuál sería la jurisdicción de<br />

estos delitos? ¿No hace Google lo mismo que Taringa! al indexar en su plataforma links de descarga sin<br />

importar qué hay en la descarga? ¿No hacemos lo mismo en Twitter o Facebook cada vez que compartimos<br />

un link? ¿Es un antecedente el caso de Virginia Da Cunha, la ex Bandana que llevó a juicio a Google y Yahoo!<br />

por ligar fotos suyas a sitios porno y cuya denuncia fue desestimada? ¿No hacen lo mismo los propios jueces<br />

en sus fallos cuando citan contenidos que otros escribieron para sus fundamentos (cuando sólo los artículos<br />

científicos están exentos)? El debate está abierto.<br />

El presidente Piñera y su "ruptura"<br />

Botellas nuevas, vino viejo<br />

Franck Gaudichaud<br />

Le Monde Diplomatique<br />

Lota, antigua ciudad minera a orillas de las frías aguas del Pacífico, a 500 kilómetros de Santiago. Es aquí,<br />

más que en la capital, donde adquiere luz el proyecto político del Presidente chileno Sebastián Piñera. Es una<br />

mañana de sol, en medio del verano austral. El mercado funciona a pleno, ya que la pesca del día desborda

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