04.06.2013 Views

LECTURAS DE PRIMERA SEMANA DE JUNIO DE 2011 - Insumisos

LECTURAS DE PRIMERA SEMANA DE JUNIO DE 2011 - Insumisos

LECTURAS DE PRIMERA SEMANA DE JUNIO DE 2011 - Insumisos

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Foto<br />

Anastasia González Juárez (izquierda) se enteró de las muertes de sus familiares por las noticias; pese a que<br />

todos portaban identificación ningún cuerpo policiaco les avisó de la tragediaFoto Sanjuana Martínez<br />

Sanjuana Martínez<br />

Periódico La Jornada<br />

Domingo 5 de junio de <strong>2011</strong>, p. 7<br />

Nadie organizó una manifestación por su asesinato, ni siquiera una investigación criminal; la ejecución en<br />

Monterrey "por accidente" de cinco otomíes apenas ocupó un espacio en los medios de comunicación<br />

durante un par de días, luego el asunto pasó a la lista interminable y olvidada de víctimas inocentes de la<br />

guerra contra el narco.<br />

El componente de discriminación estuvo presente desde el principio. En lugar de trasladar los cuerpos en una<br />

ambulancia, fueron llevados al anfiteatro por la policía ministerial en una grúa que tiraba de la camioneta<br />

donde viajaban. Nadie supo si alguno aún respiraba. Eran pobres, indígenas y albañiles. Fueron acribillados<br />

por un grupo armado el pasado 11 de mayo en la avenida Churubusco, aparentemente "por error".<br />

Andrés González Ramírez, de 52 años de edad; su hijo David González Juárez, de 20 años; su yerno Jacinto<br />

Hernández Gómez, de 35 años; Juan Marcial Genaro, de 23 años, y su sobrino Luis David Julián Marcial, de<br />

16, regresaban de trabajar del aeropuerto en una camioneta Ford pick up cabina y media del año 2000, color<br />

arena, cuando un comando les disparó desde dos vehículos en movimiento a las cinco y media de la tarde.<br />

Anastasia González Juárez perdió a su esposo, a su hermano y a su padre. Vive en una casa de dos cuartos en<br />

la colonia Lomas Modelo, ampliación Norte, un asentamiento irregular colgado de un cerro, sin asfaltar y sin<br />

drenaje. Camina afanosamente entre cachivaches en el patio preparándose para salir. Después de tres<br />

semanas la policía podría regresarle la camioneta de su marido. Entre las pertenencias devueltas faltaba<br />

incluso el dinero de su cartera y nadie le dio razón.<br />

El día del asesinato se enteró en el noticiero de las nueve de la noche de lo ocurrido. A pesar de que todos<br />

traían identificación nadie les avisó de la tragedia. Fueron al anfiteatro del Hospital Universitario, de allí los<br />

enviaron al Hospital Metropolitano, luego a la Policía Ministerial. Allí les dijeron que todos habían fallecido:<br />

“Yo no podía creer aquello. Venían con ropa de trabajo. ¿Cómo es posible que los hayan confundido con<br />

sicarios? Nomás por la camioneta. En un principio en las noticias se dijo que los policías ministeriales fueron<br />

quienes los asesinaron. Luego nos dijeron que fueron "los malos" los que los mataron. ¿Quién fue? A estas<br />

alturas no sabemos, ni siquiera han investigado”.<br />

Anastasia sigue inconsolable. Al dolor de la pérdida se añade el desprecio y el racismo que han padecido. No<br />

entiende por qué ese día del suceso en menos de 10 minutos llegaron todas las patrullas y la grúa se llevó la<br />

camioneta con los cinco hombres, sin esperar la ambulancia, ni la atención médica que determinara si<br />

estaban vivos o muertos. Cuando fueron a buscarlos a la Policía Ministerial nadie quiso atenderlos. Les<br />

dijeron que volvieran al día siguiente a la siete de la mañana, y así lo hicieron, pero tuvieron que pasar 11<br />

horas más yendo de una dependencia a otra, hasta que finalmente les entregaron los cuerpos.<br />

"Desde el principio el trato fue discriminatorio, muy racista" –dice María Eva Rodríguez Gómez, activista<br />

comunitaria de la zona–. Supimos que cuando los ministeriales se llevaron la camioneta con ellos arriba, uno<br />

todavía tenía signos vitales. Y no les interesó. Es un trato indigno. ¿Por qué esa falta de humanidad? Esto<br />

amerita una buena investigación. Los familiares tenían su dolor y tuvieron que lidiar con el maltrato, y al<br />

devolverle las pertenencias les faltó el dinero que llevaban en sus billeteras. ¿Por qué ese trato?” Si hay un<br />

fondo para víctimas de la violencia ¿por qué no les ayudan? Es gente humilde que no se sabe expresar. Sólo<br />

les dieron una despensa con galletas de animalitos, con unas pastas sin tomate, ni nada... ¡No es justo ese<br />

trato!”

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!