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LECTURAS DE PRIMERA SEMANA DE JUNIO DE 2011 - Insumisos

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cuando un reportero hizo referencia al supuesto involucramiento de agentes migratorios en una “red de<br />

traficantes humanos”.<br />

Blake aseguró en la conferencia que las denuncias serias contra agentes de Migración serán atendidas. Las<br />

palabras del secretario no entusiasman, sin embargo, al padre Vázquez. Es algo que ha escuchado muchas<br />

veces, incluso de voz del presidente Felipe Calderón. “Sabemos que es mentira”, dice.<br />

“Escuchar los discursos de las autoridades lo único que provocan es indignación. (…) La verdad yo no confío<br />

en las autoridades, incluidas las federales. ¿Por qué? Pues porque están coludidos con Migración: entre ellos<br />

se pasan la información y se ayudan y ¿qué es lo que haces?, pues ahí quedas observando la denuncia. Es<br />

una gran red”.<br />

El pasado 17 de mayo, el comisionado del INM, Salvador Beltrán del Río, aseguró que hay problemas<br />

mínimos en el instituto que encabeza. Son “contadas excepciones vinculadas” a actos de corrupción, sostuvo<br />

en entrevista con EL UNIVERSAL, en la que añadió que “no tenía queja” de los siete delegados que habían<br />

sido removidos de sus puestos el 12 de mayo.<br />

En el albergue del padre Vázquez, José Santos, un guatemalteco de 28 años, decidió quedarse unos días más<br />

a petición de Vázquez. Santos volvía por tercera ocasión este año para tratar de llegar a la frontera con<br />

Estados Unidos. En febrero, en Tenosique, Tabasco, donde el gobierno federal construye una nueva estación<br />

migratoria como parte del “programa integral”, Santos y otros centroamericanos fueron entregados por<br />

agentes de Migración a un grupo de sujetos armados. Estuvo secuestrado cinco días, hasta que su cuñado<br />

depositó desde Houston 5 mil 500 dólares.<br />

Santos decidió quedarse para emprender una demanda judicial. En vez de subirse a La Bestia, acudió con el<br />

sacerdote y funcionarios de la Comisión Nacional de Derechos Humanos a interponer la denuncia ante el<br />

Ministerio Público Federal. “No sé si esto vaya a servir para algo, si me vaya a compensar. La verdad no<br />

tengo fe”, confiesa 24 horas después de haberlo hecho, sentado bajo un altar de la guadalupana.<br />

Abusos que se repiten<br />

Tenosique se encuentra en los linderos de Chiapas y Guatemala. Es uno de los corredores de migrantes más<br />

activos. Santos y el resto de los centroamericanos con los que viajaba fueron abordados allí por los agentes<br />

de Migración y uno de los sujetos del grupo armado. Los convencieron de irse con ellos, bajo la promesa de<br />

que los defenderían en caso de que otros delincuentes quisieran dañarlos. Una vez que aceptaron, los<br />

agentes les dijeron que no podían tomar el tren porque adelante estaban los militares. Los subieron en<br />

camionetas y se dirigieron hacia un rancho, lejos de la ruta habitual.<br />

A Santos lo dejaron de madrugada en la cima de un cerro, descalzo y sin camiseta, una vez que fue<br />

depositado el dinero por su cuñado. Esperó al amanecer y caminó tres horas antes de encontrarse con una<br />

comunidad llamada Cerro Rojo, donde lo auxiliaron. “Fue terrible. No quiero ni acordarme de lo que pasó”,<br />

dice. Durante el cautiverio fue torturado y quisieron obligarlo a cavar su tumba. La suerte de los demás, la<br />

desconoce.<br />

En abril, un mes después de ese episodio, volvió. Su cuñado quiere que le pague los 5 mil 500 dólares. Esa vez<br />

fue detenido por agentes de la Policía Federal en Puebla, por donde viajaba en autobús. En el mismo camión<br />

iban dos mujeres sin documentos. Los federales querían que Santos aceptara ser el pollero. No lo hizo y fue<br />

golpeado con las cachas de los fusiles. Lo entregaron lastimado al INM y fue deportado. Esta tercera ocasión<br />

se quedó sin dinero en el albergue de Arriaga.<br />

El desánimo de Santos tiene explicación. Vázquez ha convencido a otros migrantes que sufrieron extorsión<br />

para que denuncien penalmente. Ha logrado que los familiares manden los recibos de los depósitos

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