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LECTURAS DE PRIMERA SEMANA DE JUNIO DE 2011 - Insumisos

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enorme debilidad de la economía irlandesa, su déficit fiscal todavía se mantiene en el 15% del PIB. El ministro<br />

portugués de finanzas ha admitido que la economía portuguesa se contraerá un 2% este año y otro 2% el<br />

próximo, y esos pronósticos son más bien optimistas. El PIB real de Portugal crecía todavía a un ritmo del 1%<br />

hace un año, y es la contracción serial desde el último trimestre de 2010 la que ha llevado a los actuales<br />

resultados. No puede, pues, sorprender que Portugal se esté sumando a Grecia e Irlanda en su búsqueda de<br />

asistencia crediticia ante el FEEF (Fondo Europeo de Estabilidad Financiera). El crecimiento del PIB real en<br />

Italia era el más robusto hace un año (un 1,5%), pero el ritmo de crecimiento se apagó a fin de año, y<br />

Moody’s acaba de amenazar al país con una degradación en la calificación de su deuda.<br />

Y ahora España<br />

Y ahora tenemos a España: según observó recientemente Rob Parenteau (“Spain under Strain”), la tímida<br />

recuperación española registrada a fines de 2010 fue primariamente inducida por el consumo; sin embargo,<br />

los fundamentales del gasto en consumo difícilmente podían considerarse positivos. El desplome en el<br />

crecimiento de la venta minorista que empezó a registrarse a fines de año parece haberse acelerado en el<br />

primer trimestre de este año. Unos impuestos más altos, sumados a la puesta en marcha de un impuesto al<br />

consumo global, han añadido presión al gasto en consumo. La crisis financiera global hace también más<br />

difícil para España la mejora de su balanza por cuenta corriente. Los inversores y quienes toman decisiones<br />

políticas están empeñados en reducir el déficit fiscal sin tomar en cuenta las consecuencias de eso para las<br />

balanzas financieras y para otros sectores. El hecho indiscutible es que España ha tendido tradicionalmente a<br />

incurrir en un crónico déficit por cuenta corriente, no en un déficit fiscal. El déficit fiscal no es, en gran<br />

medida, sino un fenómeno dimanante de la radical inversión del déficit por gasto del sector privado<br />

acontecida en España cuando estalló su burbuja inmobiliaria y arreció la crisis financiera global. Las ratios<br />

deuda/ingreso del sector privado son múltiplos de las del sector público, y sin embargo, todos los ojos están<br />

puestos en la contención de la ratio deuda/ingreso pública. Algunos esfuerzos muy serios de reestructuración<br />

están en marcha, y puede que los primeros resultados se muestren algo favorables en materia de producción<br />

de bienes de capital, pero a menos que se hagan más esfuerzos heroicos para mejorar la tasa de reinversión<br />

de los beneficios empresariales en la economía española, las carencias de crecimiento pueden perfectamente<br />

llevar a un ciclo desestabilizador en un momento en que la tasa de desempleo alcanza ya un 21%. Lo que, a<br />

su vez, podría noquear al euro, a medida que las consolidaciones fiscales expansivas vayan fracasando en<br />

toda la periferia de la eurozona. Los inversores no parecen apreciar demasiado el desafío a que se enfrenta<br />

España manteniendo una consolidación fiscal expansiva.<br />

Con tres de las cinco naciones periféricas en contracción en el último trimestre de 2010, y una cuarta en<br />

visible proceso de desaceleración, salta a la vista el fracaso de una consolidación fiscal expansiva en la<br />

periferia de la eurozona. Lo que avala empíricamente la idea de que las cartas están echadas: los países de la<br />

periferia no conseguirán labrarse un vía propia de salida de los problemas económicos sufridos.<br />

Claro es que nada de eso estaba sobre el tapete antes de la creación de la UME, cuando cada uno de los<br />

estados miembros gozaba aún de soberanía monetaria y tenía su propio banco central. Eso significa que no<br />

estaban restringidos por los ingresos y que podían llevar a cabo políticas fiscales y monetarias de modo<br />

coordinado, al servicio de los intereses socioeconómicos de sus ciudadanos.<br />

La inepcia económica de las clases políticamente rectotas en Europa<br />

La clase política, muy especialmente la alemana, parece incapaz de reconocer este hecho básico, y sigue<br />

viendo toda la situación como un simple problema de falta de disciplina fiscal por parte de los gobiernos. La<br />

interpretación que la Canciller Merkel hace de los males de la eurozona, por ejemplo, se reduce a lo que ella<br />

caracteriza como “problemas de deuda pública excesiva”:<br />

“Tenemos claramente ahora un crisis de endeudamiento. Pero déjenme decirles que no hay crisis del euro<br />

como tal. Hay una crisis de deuda. Déjenme repetirlo de manera muy clara. El euro es nuestra moneda. Y es

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