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LECTURAS DE PRIMERA SEMANA DE JUNIO DE 2011 - Insumisos

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tránsitos se enlazan y, a la vez, el modo en que se reconoce, desde el gobierno, la relevancia de ese engarce.<br />

Como ha sabido ironizar la revista Barcelona, no pocos ven en las militancias juveniles una amenaza y el<br />

blanco de críticas cruzadas que se agitan por esa dificultad de considerar qué es lo que presentan de inédito.<br />

En otra intersección hay que pensar a Carta Abierta. En principio porque lo suyo es menos el activismo<br />

clásicamente nombrado como militancia, que el tomar parte de la disputa por los nombres y el debate<br />

cultural y simbólico. Lo hizo desde su inicio, en los fragores surgidos por el intento de instaurar las<br />

retenciones móviles, cuando se reunió para defender a un gobierno amenazado y produjo un marco<br />

interpretativo del conflicto. Allí confluyen tradiciones ideológicas y experiencias distintas de compromiso.<br />

Coexisten más que amalgamarse, porque no dejan de vivirse en la tensión de lo que les faltaría: más<br />

activismo callejero o mayor profundización de la razón crítica.<br />

La existencia de Carta Abierta se despliega en la intersección entre ambas experiencias y en la constatación<br />

de que su novedad desvanece un poco las estancias anteriores de las que surge. Disloca, haciendo de su<br />

tarea una revisión de los lugares. En los discursos de Néstor Kirchner primero y ahora de la Presidenta, los<br />

intelectuales son mencionados como un sector en la constitución de la trama política de la nación. Eso no<br />

carece de dificultades, porque así como la palabra militante remite a la pertenencia a un grupo y a la<br />

disposición de deponer la diferencia subjetiva en función de esa comunidad elegida; intelectual nombra un<br />

cierto tipo de uso de la palabra que implica la autonomía crítica. Carta Abierta es el espacio de<br />

resignificación de esa tradición y procura un ejercicio inusual: la producción de una escritura colectiva.<br />

Una cartografía de las militancias de la época sería más amplia. Estos son apenas trazos dispersos sobre lo<br />

que anuncian. Una época es propicia por el grado de reformulaciones e invenciones que exige. Esta lo es<br />

porque pone en estado de incertidumbre los criterios clasificatorios, obliga a revisar nombres y fuerza a<br />

considerar los sucesos en lo que portan de singular. Los que reconocemos nuestros compromisos bajo el<br />

signo del kirchnerismo no tendríamos que retroceder ante la incógnita, disolviéndola en una lógica histórica<br />

que la explicaría como una mera estación del peronismo o en un canon nacional-popular ya establecido. No<br />

retroceder sino leer en los hilos del presente la apertura irrenunciable del futuro y comprender sus problemas<br />

irresueltos. Las militancias son el modo práctico de situarse ante esa exigencia.<br />

Socióloga y ensayista, integrante del espacio Carta Abierta.<br />

Santiago Llach: La renta simbólica<br />

En el momento en que empiezo a escribir estas líneas, la inspiración divina llega por debajo de la puerta. Un<br />

soplo energético, propiamente: la factura de Metrogás. Voy derecho a los tres caracteres que más me<br />

interesan, impresos en negro sobre fondo salmón: $32. Ocho dólares por el gas consumido en el bimestre (sí<br />

que primaveral) marzo-abril, en un departamento de 60 metros del barrio de San Nicolás.<br />

Este obsequio clasemediero, deviddo más que divino, explica mejor las fanfarrias neomilitantes que los<br />

índices de pobreza o la improbable esperanza de que otra cosa que el precio de la soja sea la causa del<br />

crecimiento económico.<br />

Los sueños revolucionarios de los jóvenes sesentistas fueron una consecuencia de la invención del lavarropas<br />

y la televisión, la invención de la juventud como sujeto de consumo. Las contraculturas políticas y artísticas<br />

tuvieron como función principal crear ilusiones que el mercado se ocupó de señalizar. Los experimentos del<br />

sinsentido, la anarquía y la poesía, son reapropiados de manera inesperada por la sociedad y el sistema. La<br />

Alegre Izquierda le hace el juego a Papá Derecha. Lo irrepresentable adquiere representación: kioscos<br />

estatales y la cosa siempre un poco sobreactuada de la acción afirmativa.<br />

Los sueños populistas de los jóvenes de 2000 son una consecuencia de la invención de Internet y la telefonía<br />

celular. Esta es la era de las góndolas a ochenta centímetros del piso: todos somos artistas y los trendsetters<br />

son los niños. Las viejas figuras familiares se desdibujan, y señores en sus treinta y sus cuarenta danzan la

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