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LECTURAS DE PRIMERA SEMANA DE JUNIO DE 2011 - Insumisos

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En realidad, si el Estado absorbiera como funcionarios a todos los militantes (lo que verdaderamente nunca<br />

ocurre) se frustraría el recóndito sello de antagonismo con las formas estatales que dan nacimiento a lo<br />

político y que no sólo no son incompatibles con la actuación dentro del Estado, sino que son la forma de<br />

recrearlo como desdoblamiento operativo de una democracia viva. El campo de la imaginación crítica no sólo<br />

no debe abandonarse en las militancias que sostienen el papel de las instituciones públicas en la creación de<br />

motivos de igualdad y justicia, sino al revés, redoblarse.<br />

Soy antiguo profesor ya. Escucho en las universidades con un vago temblor el eco de las cosas que muchos<br />

dijimos hace ya 40 años. Hoy leí el discurso del viejo anarquista Agustín García Calvo en la Puerta del Sol,<br />

complacido en gran estilo de su pasado. Me hubiera gustado, como García Calvo hacer pronunciamientos<br />

contra el “régimen del dinero, del Estado y la democracia, que es un trampantojo”. Sacuden estas palabras<br />

dichas a la hora señalada, donde aparecen como emotivas crónicas de la eternidad. Entre nosotros, tuvimos<br />

siempre un tono diverso y las recurrencias provenían de los banderines nacional-populares.<br />

Siempre habrá que reescribirlos, pues conminan con justo recelo a no apartarse de la preexistente<br />

configuración popular, sus canciones y estilos de calle. Creo válido ese temor, pues nada ha demostrado en la<br />

sociedad argentina que es un camino más acertado abandonar por fin el llamado que de tanto en tanto<br />

emerge del costado nacional-popular democrático, con sus dificultades y acechanzas.<br />

Pero los numerosos jóvenes que entran a bocanadas dentro de esa voz ya pronunciada saben que no se<br />

internarán en los aposentos y cartapacios del Estado sin el deber de reconstruir una moral militante en los<br />

ámbitos que son los más difíciles de justificar. La historia y el atiborrado memorial argentino aprueban que<br />

allí se actúe, aunque eso es lo más difícil. Se actúa en la misma época en que otros militantes lejanos que han<br />

ocupado plazas públicas son golpeados en las piernas –sutil e insidiosa violencia, que se origina en una<br />

pedagogía de la domesticación– y que al borde de nuestras vías ha sido baleado otro militante que tomaba<br />

un camino diverso pero absolutamente adyacente a la intimidad inocente y dramática de todas las<br />

militancias.<br />

Sociólogo, director de la Biblioteca Nacional.<br />

Esteban Schmidt: La militancia bajo contrato<br />

La Cámpora es un colectivo inorgánico que resume el trasvasamiento generacional inducido por la<br />

presidenta Cristina Kirchner en el movimiento peronista. CFK acerca a unos hombres –más que mujeres—<br />

menores de cuarenta años, a los presupuestos, les facilita algunas bancas y les colma de realidades efectivas<br />

la ilusión de prosperidad personal y política. Una madre. De este modo, suceden, por inevitable física, a otros<br />

cuadros, previsiblemente más quemados y enviciados por décadas en el juego del poder y la Presidenta hace<br />

la carambola de asegurarle mayor lealtad y contención al destino que sienta mejor para ella, y se ilusiona<br />

con que jóvenes vírgenes modernicen y mejoren la política. Lo que al fin de cuentas sería un legado. Al menos<br />

uno.<br />

¿Es posible decir algo más de La Cámpora, a esta altura de la mañana de su existencia, que no sea publicidad<br />

o prejuicios? Tal vez la gran diferencia con otras organizaciones juveniles es que La Cámpora, además del<br />

liderazgo peculiar de Máximo –un millonario mudo con estudios incompletos de periodismo deportivo–, no<br />

preexiste al movimiento social denominable kirchnerismo. No se hizo con masas flotantes surgidas de algún<br />

descontrol de la historia sino que coaliga cuadros sueltos provenientes de distintas experiencias, más o<br />

menos peronistas, y lo hace de arriba hacia abajo por la fuerza integradora de los nombramientos.<br />

Estos años vividos bajo contratos por parte de la militancia –eludiendo los horribles trabajos que hay que<br />

hacer muchas veces para sobrevivir– no anula, desde luego, ni desmerece, lo genuino de la elección política y<br />

el amor de sus militantes a la líder. La creencia kirchnerista es tan gratuita y noble, como otras creencias en<br />

la historia, y como no se veía desde el retorno democrático en un partido de masas, sólo que la política<br />

profesional supone emolumentos por practicarla. Lo cual es muy razonable.

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