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LECTURAS DE PRIMERA SEMANA DE JUNIO DE 2011 - Insumisos

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agua al molino de una “normalización institucional” que no toca las estructuras del régimen ni los intereses<br />

de quienes gracias al golpe de Estado recuperaron sus privilegios. Al mismo tiempo mediatiza una demanda<br />

irrenunciable, como es la del castigo a los culpables del golpe y de los crímenes que se realizaron y se siguen<br />

realizando desde el 28 de junio.<br />

Fue difícil, en muchos de los países latinoamericanos, romper la trampa de las “reconciliaciones” desde<br />

arriba. En algunos casos, los “acuerdos de las transiciones” siguen siendo una camisa de fuerza que cuesta<br />

romper. La impunidad es una dimensión fundante de las políticas coloniales, de las democracias “con<br />

seguridad”, de los regímenes “representativos” del capitalismo subordinado a las potencias imperiales. Los<br />

crímenes cometidos hace más de 500 años por quienes conquistaron, saquearon, mataron –a nuestros<br />

pueblos y a nuestros territorios- han contado siempre con complicidades de las oligarquías criollas, y en esa<br />

huella se inscriben las políticas de impunidad frente a las dictaduras recientes.<br />

Hoy el Frente Nacional de Resistencia Popular tiene la oportunidad, apoyándose en la enorme movilización<br />

del pueblo, de romper con las trampas de este tipo de transiciones. Quitarse el chaleco de fuerza de la<br />

“reconciliación” significa no pactar el olvido, la desmemoria, y avanzar en un proceso en profundidad de<br />

transformaciones políticas, sociales, económicas, democráticas y de acuerdo a los intereses del pueblo;<br />

creando un nuevo territorio de disputa de sentidos y de proyectos, donde los asesinados y asesinadas de<br />

todos los tiempos tengan su lugar. Donde los responsables de los crímenes contra el pueblo sean juzgados.<br />

Donde la conciencia social popular, no admita como posibilidad la reconciliación con el terrorismo de Estado<br />

y sus ejecutores.<br />

Si algo nos deja como enseñanza el proceso argentino de lucha contra la dictadura y contra la impunidad, es<br />

que el camino del juicio y castigo a los criminales de lesa humanidad, no sólo no resulta una amenaza a la<br />

democracia, como en su momento pregonaron muchos sectores de la burguesía liberal y de la oligarquía<br />

criolla –revestidas de adalides de la democracia-, sino por el contrario, permiten poner a la defensiva a los<br />

grupos recalcitrantes que promueven el militarismo y la desestabilización golpista.<br />

En la actual situación de Honduras se trata ahora de resolver si la enorme legitimidad ganada por la<br />

Resistencia, que sostuvo con enorme coraje las políticas de desafío al golpe de estado desde el primer día, se<br />

proyectará en toda su potencialidad en la creación de un escenario de transformación social o quedará<br />

hipotecada en las viejas tramoyas politiqueras de un régimen que con el golpe de estado mostró sus límites y<br />

sus señales de agotamiento.<br />

Sería lamentable mediatizar la legitimidad de esa movilización y fuerza popular, en la restauración de una<br />

institucionalidad que ha sido rechazada desde el corazón del pueblo, que exige una nueva Constitución y<br />

nuevas reglas de representación y de organización de la vida política, social, económica, cultural.<br />

Éste es un momento de pulseada entre un rumbo y otro. Y esa pulseada nos interesa a todos los pueblos,<br />

especialmente a los latinoamericanos. Honduras sigue siendo, en esta coyuntura, la batalla de un pueblo<br />

que acompañamos solidariamente, en las contradictorias perspectivas que se dirimen entre refundar la<br />

esperanza, o restablecer una institucionalidad y gobernabilidad que en nombre de la democracia, enajene al<br />

poder del pueblo. Valoramos en esta disputa los posicionamientos de sectores populares que han estado<br />

presentes en todos los rincones de la movilización[2], con las banderas altas de una resistencia que no se<br />

reconcilia con el poder, y cierra los caminos de la impunidad. Su creatividad, coherencia y coraje forman<br />

parte de una “pedagogía del ejemplo” que nos enseñan –como en otra coyuntura histórica lo hicieron las<br />

Madres de Plaza de Mayo en Argentina- que “la única lucha que se pierde, es la que se abandona”.<br />

Buenos Aires, 29 de mayo del <strong>2011</strong><br />

Bienvenido Mel, no su politica conciliadora<br />

Manuel Zelaya ("Mel") a su retorno a Honduras dio muestras de buscar la reconciliacion con el regimen<br />

golpista en lugar de encabezar la lucha popular en su contra

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