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LECTURAS DE PRIMERA SEMANA DE JUNIO DE 2011 - Insumisos

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La autora examina distintos problemas que se plantean a las jóvenes en su desarrollo laboral, especialmente<br />

en su relación con distintas figuras en los vínculos: la madre, por supuesto; la hermana, la abuela (pero las<br />

abuelas ya no son lo que eran) y un nuevo personaje: la mentora.<br />

Por Mabel Burin *<br />

Algo muy escuchado entre las chicas jóvenes: “A mí no me va a pasar eso del ‘techo de cristal’ (que grafica la<br />

subrepresentación de las mujeres en los puestos elevados de las organizaciones laborales), porque sólo de mí<br />

depende y sé que lo voy a superar”. En esa formulación actúa un mecanismo de defensa que es la negación;<br />

consiste en tratar los elementos de la realidad que resultan desagradables o provocan angustia como si no<br />

existieran. En estos casos, se niega que existe, en el campo laboral, una realidad opresiva, que se agiganta<br />

cuando las mujeres se ven exigidas a armonizar su vida laboral con su vida familiar, especialmente si tienen<br />

niños pequeños.<br />

Para los varones, la negación consiste en que, en cuanto a la crianza de los niños pequeños, “ése es un<br />

problema de ellas, yo me tengo que concentrar en mi carrera laboral”. El mecanismo de negación se afirma<br />

aquí sobre una realidad social y cultural que atribuye a las mujeres ser las principales responsables del<br />

escenario doméstico. En nuestras investigaciones (efectuadas, con Irene Meler, en el marco de la UCES), al<br />

explorar el sentimiento más íntimo de los varones respecto de sus hijos pequeños, muchos manifestaron que<br />

sí deseaban dedicarse más a su cuidado, desplegar más activamente los llamados “vínculos de apego” con<br />

sus hijos. Estos hombres han debido utilizar también diversas formas de racionalización para soportar esta<br />

frustración a sus necesidades de apego. Actualmente se describen las “nuevas paternidades” como intentos<br />

de superar esa injusta distribución de bienes –materiales y subjetivos– entre los géneros.<br />

Otro mecanismo de defensa entre jóvenes es la idealización, recurso en el cual se toma la parte por el todo, y<br />

esa parte se agranda y embellece de tal modo que el resto pasa desapercibido. Hay muchachas que idealizan<br />

su entorno familiar, especialmente a madres y hermanas, y dan por supuesto que contarán con su apoyo<br />

para formar una familia y criar a sus niños. Con esta idealización desestiman que su madre o sus hermanas u<br />

otras familiares pueden no estar disponibles para semejante compromiso, incluso por obstáculos tales como<br />

la falta de disposición subjetiva de las abuelas actuales para cuidar de sus nietos.<br />

La autora española María Angeles Durán (El pelo gris debe ponerse de moda, accesible en Internet)<br />

considera que las abuelas actuales somos la última generación de mujeres dispuestas a apoyar a nuestras<br />

hijas en la crianza de sus niños a cambio de que ellas puedan desarrollar sus carreras laborales. Este espíritu<br />

de sacrificio y de postergación de las propias necesidades en nombre de las necesidades de los otros ya no<br />

está presente en las nuevas generaciones de mujeres, especialmente entre aquellas que han tenido<br />

oportunidades educativas de nivel superior y han desarrollado carreras laborales en las cuales quieren<br />

permanecer hasta un período que va más allá del momento de la abuelidad.<br />

Este tipo de trabajo de las abuelas, considerado como una extensión natural del trabajo maternal y<br />

doméstico, ha dejado de tener vigencia y legitimidad entre un amplio grupo de mujeres mayores, a pesar de<br />

que en sus hijas jóvenes persiste la representación de sus madres como cuidadoras, y no vacilan en<br />

catalogarlas como “egoístas” cuando las abuelas desean preservar aquellos deseos que trascienden la esfera<br />

familiar y doméstica, por ejemplo porque han desarrollado intereses artísticos o intelectuales que las alejan<br />

del cuidado de sus nietos.<br />

Cuando las muchachas jóvenes se afirman en el mecanismo de la idealización respecto de los apoyos<br />

familiares para criar a sus niños, la decepción ulterior suele ser agigantada, y se ven sumergidas en conflictos<br />

emocionales que a menudo comprometen su salud física y su vida laboral. Sin embargo, todavía persiste el<br />

espíritu de solidaridad entre mujeres cuando se trata del cuidado de los niños, especialmente en las<br />

comunidades pequeñas, donde suele haber un firme espíritu de solidaridad entre sus miembros.<br />

La mentora

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