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Principios de Neurociencia Haines 4a Ed_booksmedicos.org

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Ventrículos, plexos coroi<strong>de</strong>os y líquido cefalorraquí<strong>de</strong>o 87<br />

I<br />

Nervio vestibuloco<strong>de</strong>ar<br />

Nervio (acial<br />

Nervio trigémino<br />

Foramen <strong>de</strong> Luschka<br />

Nervio glosofaríngeo<br />

Nervio vago<br />

Nervio accesorio<br />

Base <strong>de</strong>l puente<br />

Nervio hipogloso<br />

Oliva inferior<br />

Nervio abducens<br />

Pirámi<strong>de</strong> bulbar<br />

Figura 6-9. Vista anterolateral <strong>de</strong>l tronco <strong>de</strong>l encéfalo y <strong>de</strong> la unión pontobulbar que muestra el foramen <strong>de</strong> Luschka y las estructuras principales localizadas en esta área.<br />

Obsérvese el penacho <strong>de</strong> plexo coroi<strong>de</strong>o en el foramen. Esta área <strong>de</strong>l espacio subaracnoi<strong>de</strong>o, en la que se abre el foramen <strong>de</strong> Luschka, es la cisterna bulbo-cerebelosa lateral.<br />

© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un <strong>de</strong>lito.<br />

Pedúnculo<br />

cerebeloso<br />

superior<br />

Tela<br />

Foramen<br />

<strong>de</strong> Magendie<br />

Velo<br />

medular<br />

anterior<br />

ventrículo<br />

Arteria<br />

cerebelosa<br />

posteroinferior<br />

Figura 6-10. Vista posterior (dorsal) <strong>de</strong>l tronco <strong>de</strong>l encéfalo con el cerebelo<br />

extirpado para exponer el cuarto ventrículo, la tela coroi<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la parte caudal <strong>de</strong>l<br />

techo <strong>de</strong>l cuarto ventrículo y el trayecto <strong>de</strong> la arteria cerebelosa posteroinferior.<br />

El plexo coroi<strong>de</strong>o sobre la superficie interna <strong>de</strong> la tela es irrigado por este vaso.<br />

techo <strong>de</strong>l ventrículo (figs. 6-4 y 6-10). Aunque el techo <strong>de</strong> la parte<br />

caudal <strong>de</strong>l cuarto ventrículo y el receso lateral están compuestos por<br />

la tela coroi<strong>de</strong>a, los límites rostrales <strong>de</strong> este espacio están formados<br />

por estructuras encefálicas. Estas incluyen el cerebelo (que cubre<br />

aproximadamente el tercio medio <strong>de</strong>l ventrículo) y los pedúnculos<br />

cerebelosos superiores y el velo medular anterior (que cubren el<br />

tercio rostral <strong>de</strong>l ventrículo). El suelo <strong>de</strong>l cuarto ventrículo, la fosa<br />

romboidal (v. fig. 10-3), está formada por el puente y por el bulbo<br />

(fig. 6-8). Las únicas aberturas entre los ventrículos cerebrales y el<br />

espacio subaracnoi<strong>de</strong>o que ro<strong>de</strong>a al encéfalo son los forámenes <strong>de</strong><br />

Luschka y <strong>de</strong> Magendie en el cuarto ventrículo.<br />

Hemorragia intraventricular<br />

Diversos procesos pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>rivar en el acúmulo <strong>de</strong> sangre en los<br />

espacios ventriculares <strong>de</strong>l encéfalo (fig. 6-11). Estos incluyen una<br />

hemorragia a nivel <strong>de</strong>l parénquima cerebral (tales como una hemorragia<br />

cerebral) que posteriormente se abre al interior <strong>de</strong>l espacio<br />

ventricular, la ruptura <strong>de</strong> un aneurisma intracraneal (especialmente<br />

<strong>de</strong> aquéllos localizados inmediatamente adyacentes al tercer o al<br />

cuarto ventrículo) y un traumatismo craneal grave. En este último<br />

caso, también pue<strong>de</strong> haber sangre en el espacio subaracnoi<strong>de</strong>o o en<br />

el parénquima cerebral, <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong>l grado <strong>de</strong> la lesión. Entre las<br />

causas adicionales, aunque menos frecuentes, se incluye la ruptura o<br />

el sangrado <strong>de</strong> una malformación arteriovenosa intraventricular y el<br />

sangrado <strong>de</strong> un tumor localizado o que invada el espacio ventricular.<br />

Cualquiera que sea la causa, la sangre intraventricular, especialmente<br />

la hemorragia aguda, es visible fácilmente en la TC (fig. 6-11). La apariencia<br />

blanca (hiper<strong>de</strong>nsa) <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong>limita característicamente<br />

los espacios ventriculares y es fácilmente distinguible <strong>de</strong> la sangre en<br />

otras localizaciones a nivel intracraneal. De hecho, la sangre en los<br />

espacios ventriculares pue<strong>de</strong> crear in vivo unos mol<strong>de</strong>s que muestran<br />

los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> los espacios ventriculares y sus relaciones (fig. 6-11).<br />

Las alteraciones <strong>de</strong>l tamaño, forma o posición <strong>de</strong> un ventrículo que<br />

contenga sangre pue<strong>de</strong>n ser indicativas <strong>de</strong> complicaciones neurológicas<br />

ulteriores.<br />

EPÉNDIMO, PLEXO COROIDEO<br />

Y LÍQUIDO CEFALORRAQUÍDEO<br />

Epéndimo<br />

Los ventrículos encefálicos y el conducto central <strong>de</strong> la médula espinal<br />

están <strong>de</strong>limitados por un epitelio cúbico simple, el epéndimo. Las<br />

células ependimarias contienen abundantes mitocondrias y son metabólicamente<br />

activas. Su superficie luminal es ciliada y posee microvellosida<strong>de</strong>s<br />

y su base contacta con la capa subependimaria <strong>de</strong><br />

prolongaciones astrocitarias. No existe una lámina basal continua<br />

entre las células ependimarias y las prolongaciones gliales subyacentes<br />

(fig. 6-12). Las células ependimarias están unidas entre sí por zónulas<br />

adherens (<strong>de</strong>smosomas).<br />

En algunas regiones, particularmente en el tercer ventrículo, existen<br />

agrupaciones <strong>de</strong> células ependimarias especializadas <strong>de</strong>nominadas<br />

tanicitos (fig. 6-12). Los tanicitos poseen prolongaciones basales que<br />

se extien<strong>de</strong>n a través <strong>de</strong> la capa <strong>de</strong> prolongaciones astrocitarias para<br />

formar pies terminales sobre los vasos sanguíneos y el neuropilo.<br />

Pue<strong>de</strong>n transportar sustancias entre los ventrículos y la sangre. A<br />

diferencia <strong>de</strong> las células ependimarias, los tanicitos están unidos entre<br />

sí y con las células ependimarias inmediatamente adyacentes mediante<br />

uniones estrechas. También existen <strong>de</strong>smosomas entre los tanicitos.<br />

Ependimomas<br />

Este tumor, que constituye <strong>de</strong>l 5% al 6% <strong>de</strong> todas las neoplasias <strong>de</strong><br />

células gliales, se origina en las células ependimarias que <strong>de</strong>limitan<br />

los ventrículos (fig. 6-13). Aunque estos tumores pue<strong>de</strong>n aparecer<br />

en cualquier ventrículo, la mayoría (60% al 75%) se localiza en los<br />

espacios <strong>de</strong> la fosa posterior. Estas neoplasias se observan con mayor<br />

frecuencia en niños menores <strong>de</strong> 5 años, y su localización pue<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>terminar los síntomas que experimenta el paciente. Las lesiones<br />

supratentoriales (fig. 6-13) pue<strong>de</strong>n provocar hidrocefalia en el caso<br />

<strong>de</strong> un bloqueo <strong>de</strong>l flujo <strong>de</strong> LCR o actividad epiléptica. Las lesiones<br />

<strong>de</strong> localización infratentorial provocan frecuentemente náuseas y vómitos,<br />

cefalea y otros signos y síntomas relacionados con un aumento<br />

<strong>de</strong> la presión intracraneal, y signos y síntomas <strong>de</strong> nervios craneales

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