Principios de Neurociencia Haines 4a Ed_booksmedicos.org

458 Neurobiología de los sistemas
al pasar sobre sus bordes. A medida que progresa el papiledema
aparecen exudados y hemorragias y los vasos se vuelven tortuosos
(fig. 33-11).
La atrofia óptica puede ser primaria o secundaria. La atrofia óptica
primaria es consecuencia de diferentes procesos que afectan al nervio
óptico, como su lesión retrobulbar, la compresión por un tumor, o su
desmielinización. La atrofia óptica secundaria es el resultado de un
aumento crónico de la presión intracraneal, infartos, o enfermedades
tales como la sífilis (fig. 33-12).
Ill, IV y VI nervios craneales
Los nervios oculomotor, troclear y abducens (III, IV y VI nervios
craneales) suelen explorarse como grupo porque actúan conjuntamente
sobre el control de los músculos oculares para garantizar que los ojos
Campos visuales
del ojo izquierdo del ojo derecho
(oculus sinister) (oculus dexter)
Lesión
Déficit
Bolina
Escotoma arcuato
Nervio óptico izquierdo
Anopsia (ceguera) del ojo izquierdo
Decusación de las libias
en el quiasma óptico
Hemianopsia bitemporal
Tracto óptico de recto o traclo
gemculocalcarino
Hemianopsia homónima izquierda
Porciones superiores de las
radiaciones visuales del lado derecho
Cuadrantanopsia interior izquierda
Porciones interiores do las
radiaciones visuales del lado izquierdo
Cuadrantanopsia supenor derecha
Figura 33-8. Representación de los principales déficits de los campos visuales
junto con su denominación y localización de la lesión correspondiente. Consúltese
también el capítulo 20 para más información sobre el sistema visual.
se mantengan paralelos durante toda su amplitud de movimientos.
Una lesión que afecte a uno o más de estos nervios produce debilidad
de los músculos correspondientes, lo que se manifiesta por diplopia o
visión doble. La motilidad ocular se explora haciendo que el paciente
siga el dedo del examinador dirigiendo la mirada de arriba abajo y de
un lado a otro (fig. 33-13/4-C).
El nervio oculomotor inerva los músculos rectos superior, medial e
inferior; el músculo oblicuo inferior, y los músculos constrictor de la
pupila y ciliar así como el elevador del párpado superior (v. fig. 28-1).
Su lesión completa causa una parálisis ipsilateral de los músculos que
inerva, ptosis palpebral, dilatación pupilar e incapacidad para mirar
hacia arriba, hacia abajo, o hacia adentro. Los aneurismas de la arteria
carótida interna o de la arteria comunicante posterior y la presión por
una hernia del giro uncinado (uncus) en el curso de lesiones expansivas
del hemisferio cerebral son causas frecuentes de una parálisis periférica
completa del III nervio craneal con afectación pupilar.
El nervio troclear inerva el músculo oblicuo superior (v. fig. 28-1).
Cuando se lesiona, el ojo ipsilateral afectado queda más alto que el
contralateral, y no puede girar hacia abajo con el ojo en rotación interna
(aducción). La posición del globo ocular afecto es más elevada que
la del otro lado porque el músculo oblicuo superior tiene normalmente
una acción depresora del ojo. Cuando existe una debilidad o parálisis
de este músculo, el globo ocular no se deprime con normalidad en
comparación con el opuesto. Por tanto, está más elevado que el ojo
normal. Es importante recordar que las fibras que se originan en el
núcleo del troclear cruzan la línea media antes de salir del tronco del
encéfalo para formar el nervio. Por consiguiente, el núcleo derecho
inerva el músculo izquierdo y el nervio izquierdo inerva también el
músculo de ese lado.
El nervio abducens controla el músculo recto externo ipsilateral,
que dirige el ojo hacia afuera (lateralmente). Los defectos en la abducción
(p. ej., por una lesión del VI nervio craneal) confieren al paciente
un aspecto «bizco» porque el ojo normal se orienta directamente
hacia adelante y el ojo afectado está rotado ligeramente hacia adentro
(medialmente) debido a la acción sin oposición del músculo recto
interno de ese lado.
V nervio craneal
El nervio trigémino (V nervio craneal) es un nervio motor y sensitivo.
Para la exploración sensitiva de tenerse en cuenta que su inervación
se extiende por toda la cara hasta el vértex del cuero cabelludo, excluyendo
el ángulo de la mandíbula (que está inervado por C3). La
sensibilidad de las cavidades bucal y nasal se transmite a través del
nervio trigémino, aunque estas áreas no suelen quedar incluidas en la
exploración neurológica general (v. cap. 18).
El dolor y la temperatura se deben explorar en las tres divisiones
del V nervio craneal: oftálmica, maxilar y mandibular (fig. 33-144, B;
v. también figs. 18-4, 18-5, 18-14 y 18-15). La división oftálmica
inerva el cuero cabelludo hasta el vértex, frente, córnea, conjuntiva
A
B
Figura 33-9. Exploración oftalmoscópica. El examinador localiza el reflejo rojo (A) y a continuación se fija en los detalles del nervio óptico (B) a través de la pupila.