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Principios de Neurociencia Haines 4a Ed_booksmedicos.org

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276 Neurobiología <strong>de</strong> los sistemas<br />

20/20 20/100<br />

Campos visuales<br />

<strong>de</strong>l ojo Izquierdo (O S.)<br />

i<br />

Retina <strong>de</strong>sprendida<br />

Campos visuales<br />

<strong>de</strong>l ojo <strong>de</strong>recho (0.0.)<br />

E seo toma central<br />

Figura 20-10. A, Diagrama <strong>de</strong> contornos <strong>de</strong> agu<strong>de</strong>za visual en la superficie <strong>de</strong><br />

la retina. Las líneas <strong>de</strong> contorno son isópteras, es <strong>de</strong>cir, con la misma sensibilidad<br />

retiniana. La agu<strong>de</strong>za visual es máxima en la fóvea (20/20) y cae bruscamente<br />

en las partes externas <strong>de</strong> la retina (a 20/600). Esta disminución se correlaciona<br />

con la menor <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> fotorreceptores y <strong>de</strong> células ganglionares que hay en<br />

las regiones periféricas <strong>de</strong> la retina. Las abreviaturas convencionales O.S. y O.D.<br />

correspon<strong>de</strong>n al ojo izquierdo (oculus sinister) y al ojo <strong>de</strong>recho (oculus <strong>de</strong>xter).<br />

B, Diagramas que muestran la localización <strong>de</strong> los <strong>de</strong>fectos en el campo visual. Un<br />

<strong>de</strong>sprendimiento <strong>de</strong> retina en la parte inferior <strong>de</strong>l ojo produce un <strong>de</strong>fecto irregular<br />

en el campo visual superior (izquierda), mientras que una lesión irregular <strong>de</strong> la<br />

mácula o la compresión <strong>de</strong>l nervio óptico ocasionan un escotoma central (zona<br />

<strong>de</strong> reducción <strong>de</strong> la visión) en el centro <strong>de</strong>l campo visual (<strong>de</strong>recha). C, Aspecto<br />

oftalmoscópico <strong>de</strong>l fondo <strong>de</strong> un ojo <strong>de</strong>recho normal. D, El aumento <strong>de</strong> la presión<br />

intracraneal pue<strong>de</strong> producir «abombamiento <strong>de</strong>l disco óptico» (e<strong>de</strong>ma <strong>de</strong> papila<br />

o papile<strong>de</strong>ma), que es una hinchazón <strong>de</strong> la cabeza <strong>de</strong>l nervio óptico visible con<br />

oftalmoscopio. Los vasos sanguíneos emergen <strong>de</strong>l disco óptico, que es la zona pálida<br />

que se observa en el centro <strong>de</strong> la fotografía.<br />

Un haz <strong>de</strong> fotones pue<strong>de</strong> concebirse como un rayo <strong>de</strong> luz que entra<br />

en el ojo. El rayo <strong>de</strong> luz es <strong>de</strong>sviado (refractado) por la córnea y la<br />

lente, <strong>de</strong> forma que la imagen se enfoca en la retina. La lente invierte<br />

la imagen y le da la vuelta. La luz proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l campo visual inferior<br />

inci<strong>de</strong> en la parte superior <strong>de</strong> la retina, la proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l campo visual<br />

<strong>de</strong>recho (en la zona binocular) lo hace en la retina temporal <strong>de</strong>l ojo<br />

izquierdo y en la retina nasal <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho (fig. 20-9). Estos patrones<br />

son esenciales para compren<strong>de</strong>r la visión normal y los <strong>de</strong>fectos <strong>de</strong> los<br />

campos visuales que se observan en pacientes con lesiones <strong>de</strong> las vías<br />

visuales. El mapa retinotópico se mantiene en todo el sistema visual.<br />

Nervio, quiasma y tracto ópticos<br />

Los axones <strong>de</strong> las células ganglionares <strong>de</strong> la retina que conducen información<br />

<strong>de</strong> todas las zonas <strong>de</strong> la retina convergen en el disco óptico,<br />

don<strong>de</strong> perforan la coroi<strong>de</strong>s y la esclera para formar el nervio óptico.<br />

En la capa <strong>de</strong> fibras nerviosas <strong>de</strong> la retina los axones <strong>de</strong> las células<br />

ganglionares son amielínicos. Pero al atravesar la esclera se recubren<br />

<strong>de</strong> una vaina <strong>de</strong> mielina que forman los oligo<strong>de</strong>ndrocitos. Como no<br />

hay células fotorreceptoras en el disco óptico (solo axones <strong>de</strong> células<br />

ganglionares), la luz que inci<strong>de</strong> en esta zona no se percibe. Por eso<br />

esta parte <strong>de</strong> la retina suele <strong>de</strong>nominarse punto ciego (fig. 20-1OA, B).<br />

La agu<strong>de</strong>za visual es máxima en la fóvea, pero la retina periférica<br />

apenas capta las formas; no es posible percibir los <strong>de</strong>talles finos en<br />

la retina periférica porque la «<strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> píxeles» (la <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong><br />

bastones) es mucho menor.<br />

El nervio óptico se extien<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la porción caudal <strong>de</strong>l ojo hasta el<br />

quiasma óptico (fig. 20-9). Este nervio está incluido en un manguito<br />

<strong>de</strong> duramadre y aracnoi<strong>de</strong>s, que se continúa con las mismas capas<br />

que recubren al encéfalo. De esta forma el espacio subaracnoi<strong>de</strong>o se<br />

extien<strong>de</strong> a lo largo <strong>de</strong>l nervio óptico, que está bañado por líquido cefalorraquí<strong>de</strong>o.<br />

Por este motivo los aumentos <strong>de</strong> la presión intracraneal<br />

pue<strong>de</strong>n transmitirse a lo largo <strong>de</strong> los nervios ópticos, bloqueando el<br />

flujo axoplásmico en la cabeza <strong>de</strong>l nervio óptico. Esta estasis axoplásmica<br />

produce una hinchazón <strong>de</strong> la cabeza <strong>de</strong>l nervio óptico (e<strong>de</strong>ma<br />

<strong>de</strong> papila) (fig. 20-10D). La lesión <strong>de</strong>l nervio óptico pue<strong>de</strong> ocasionar<br />

una pérdida parcial o completa <strong>de</strong> la visión <strong>de</strong> ese ojo (similar a lo que<br />

se muestra en la fig. 20-15).<br />

Las ramas terminales <strong>de</strong> la arteria central <strong>de</strong> la retina, una rama<br />

<strong>de</strong> la arteria oftálmica, emergen <strong>de</strong>l disco óptico y se ramifican por<br />

la retina. La exploración <strong>de</strong> estos vasos mediante un oftalmoscopio<br />

pue<strong>de</strong> ayudar a valorar el estado <strong>de</strong>l ojo y <strong>de</strong>l sistema nervioso central<br />

(fig. 20-10C, D). Los cambios <strong>de</strong> la configuración <strong>de</strong> los vasos<br />

retinianos o <strong>de</strong>l tamaño o la forma <strong>de</strong>l disco óptico pue<strong>de</strong>n indicar<br />

la presencia <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la retina, <strong>de</strong>l sistema vascular o <strong>de</strong>l<br />

sistema nervioso central.<br />

Inmediatamente rostral al tallo hipofisario los nervios ópticos se<br />

agrupan para formar el quiasma óptico, a partir <strong>de</strong>l cual los tractos<br />

ópticos divergen en sentido caudal. En el quiasma, las fibras <strong>de</strong> la<br />

mitad nasal <strong>de</strong> cada retina (que correspon<strong>de</strong>n a los hemicampos<br />

temporales) se cruzan para entrar en el tracto óptico contralateral,<br />

mientras que las fibras <strong>de</strong> la mitad temporal <strong>de</strong> cada retina (que correspon<strong>de</strong>n<br />

a los hemicampos nasales) permanecen en el mismo lado<br />

y entran en el tracto óptico ipsilateral. De esta forma, cada mitad <strong>de</strong>l<br />

cerebro recibe las fibras correspondientes a la mitad contralateral<br />

<strong>de</strong>l mundo visual (figs. 20-9, 20-11 y 20-12).<br />

Aunque son muchas las situaciones clínicas que pue<strong>de</strong>n afectar<br />

al quiasma óptico, esta estructura es especialmente sensible a los<br />

tumores <strong>de</strong> la hipófisis. El crecimiento <strong>de</strong> los tumores hipofisarios que<br />

dañan a las fibras que se cruzan en la línea media <strong>de</strong>l quiasma interrumpen<br />

la señal visual proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> las mita<strong>de</strong>s temporales <strong>de</strong> los<br />

dos campos visuales, lo que se traduce en una hemianopsia bitemporal<br />

(figs. 20-11 y 20-12D-F). Una lesión <strong>de</strong> la parte lateral <strong>de</strong>l quiasma<br />

pue<strong>de</strong> interrumpir sólo las fibras que conducen información <strong>de</strong>l campo<br />

visual nasal <strong>de</strong>l mismo lado, aunque en la práctica esta situación es<br />

rara. Este déficit se <strong>de</strong>nomina hemianopsia nasal ipsilateral (<strong>de</strong>recha<br />

o izquierda).<br />

Extendiéndose en sentido caudal y lateral con respecto al quiasma,<br />

los axones <strong>de</strong> las células ganglionares <strong>de</strong> la retina se continúan por<br />

medio <strong>de</strong> un haz compacto, el tracto óptico. Esta estructura pasa<br />

por encima <strong>de</strong> la superficie <strong>de</strong> los pies pedunculares en su unión con

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