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Resumen <strong>de</strong> los nervios craneales <strong>de</strong>l tronco <strong>de</strong>l encéfalo 191<br />
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un <strong>de</strong>lito.<br />
como dos fascículos separados. A efectos prácticos, ambas raíces<br />
nerviosas forman lo que habitualmente se <strong>de</strong>nomina nervio facial;<br />
este nervio entra en el conducto auditivo interno junto al nervio vestibulococlear<br />
(fig. 14-12).<br />
Después <strong>de</strong> abandonar el tronco <strong>de</strong>l encéfalo en el ángulo pontocerebeloso,<br />
los nervios facial e intermedio se fusionan y se unen al<br />
nervio vestibulococlear. Estos troncos nerviosos entran en la porción<br />
petrosa <strong>de</strong>l hueso temporal a través <strong>de</strong>l conducto auditivo interno<br />
(fig. 14-14) acompañados por la arteria laberíntica. Siguiendo un<br />
curso posterolateral a través <strong>de</strong>l conducto facial en la porción petrosa<br />
<strong>de</strong>l hueso temporal, el nervio facial se aproxima a la caja <strong>de</strong>l<br />
tímpano, don<strong>de</strong> gira bruscamente hacia atrás (rodilla interna) y<br />
continúa por encima y por <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> ella para salir finalmente <strong>de</strong>l<br />
hueso temporal a través <strong>de</strong>l foramen estilomastoi<strong>de</strong>o. El ganglio<br />
geniculado (fig. 14-14) <strong>de</strong>l nervio facial se localiza en la rodilla<br />
interna, y es aquí don<strong>de</strong> se forma el nervio petroso mayor a partir<br />
<strong>de</strong> fibras parasimpáticas preganglionares EV que abandonan el nervio<br />
facial. El nervio petroso mayor discurre anteromedialmente a través<br />
<strong>de</strong> la porción petrosa <strong>de</strong>l hueso temporal y por encima <strong>de</strong> ella hasta<br />
alcanzar el área inmediatamente superior al foramen rasgado anterior,<br />
don<strong>de</strong> se une al nervio petroso profundo para constituir el nervio<br />
<strong>de</strong>l conducto pterigoi<strong>de</strong>o. Des<strong>de</strong> aquí, los axones parasimpáticos<br />
preganglionares entran en el ganglio pterigopalatino. Las fibras posganglionares<br />
parasimpáticas <strong>de</strong> este ganglio inervan la mucosa <strong>de</strong>l<br />
paladar duro y <strong>de</strong>l paladar blando, <strong>de</strong> la cavidad nasal y <strong>de</strong> los senos<br />
paranasales (fig. 14-14). Otras fibras posganglionares parasimpáticas<br />
se unen a la división maxilar (V2) <strong>de</strong>l nervio trigémino y continúan<br />
por las ramas que entran en la órbita para proporcionar inervación<br />
parasimpática a la glándula lagrimal.<br />
En su trayecto a través <strong>de</strong>l hueso temporal, el nervio facial emite<br />
tina pequeña rama que contiene fibras motoras ES que inervan el músculo<br />
estapedio y una rama mayor, la cuerda <strong>de</strong>l tímpano (fig. 14-14).<br />
Este último nervio entra en la caja <strong>de</strong>l tímpano, cruza la cara interna <strong>de</strong><br />
la membrana timpánica y luego abandona el oído medio a través <strong>de</strong> la<br />
fisura petrotimpánica para alcanzar la fosa infratemporal. Aquí se une<br />
a la rama lingual <strong>de</strong> V3 para distribuir fibras parasimpáticas preganglionares<br />
al ganglio submandibular y recoger las fibras gustativas<br />
aferentes AV <strong>de</strong> los dos tercios anteriores <strong>de</strong> la lengua (fig. 14-14). Las<br />
fibras posganglionares proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l ganglio submandibular inervan<br />
las glándulas submandibular y sublingual y porciones <strong>de</strong> la mucosa <strong>de</strong><br />
la lengua y <strong>de</strong> la cavidad oral.<br />
Al salir por el foramen estilomastoi<strong>de</strong>o, el nervio facial atraviesa<br />
y ro<strong>de</strong>a la glándula parótida, mientras se divi<strong>de</strong> en sus cinco ramas<br />
terminales. La mayor parte <strong>de</strong> fibras que se encuentran en el nervio<br />
facial en este punto proporcionan inervación motora a los músculos <strong>de</strong><br />
la expresión facial (fig. 14-14), al vientre posterior <strong>de</strong>l músculo digástrico<br />
y al músculo estilohioi<strong>de</strong>o. A<strong>de</strong>más, el nervio facial contiene un<br />
número relativamente pequeño <strong>de</strong> fibras cutáneas (AS) que inervan<br />
porciones <strong>de</strong> la oreja y <strong>de</strong>l conducto auditivo externo.<br />
El nervio facial incluye dos tipos <strong>de</strong> fibras sensitivas. Las primeras,<br />
las fibras gustativas (AV), viajan en dirección central <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los<br />
dos tercios anteriores <strong>de</strong> la lengua, inicialmente por la rama lingual<br />
<strong>de</strong> V3. Estas fibras abandonan luego el nervio lingual a través <strong>de</strong> la<br />
cuerda <strong>de</strong>l tímpano para unirse al nervio facial y alcanzar sus somas<br />
en el ganglio geniculado (fig. 14-14). Las prolongaciones centrales<br />
<strong>de</strong> estas fibras aferentes primarias continúan con el nervio facial,<br />
entran en la cavidad craneal a través <strong>de</strong>l conducto auditivo interno<br />
y penetran en el tronco <strong>de</strong>l encéfalo con el nervio intermedio. Estas<br />
fibras se incorporan al tracto solitario y terminan en las porciones<br />
rostrales <strong>de</strong>l núcleo solitario (núcleo gustativo), la zona receptora<br />
central <strong>de</strong> todas las señales gustativas (fig. 14-2). A<strong>de</strong>más, existe<br />
un pequeño número <strong>de</strong> fibras AV que conducen la sensibilidad<br />
proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> las glándulas salivales sublingual y submandibular y<br />
<strong>de</strong> las mucosas <strong>de</strong>l paladar y <strong>de</strong> la nasofaringe. Sus somas también<br />
se localizan en el ganglio geniculado, y terminan en las porciones<br />
más caudales <strong>de</strong>l tracto y <strong>de</strong>l núcleo solitario (núcleo cardiorrespiratorio).<br />
El segundo tipo <strong>de</strong> fibras sensitivas <strong>de</strong>l nervio facial es relativamente<br />
escaso en número. Las fibras sensitivas cutáneas (AS)<br />
<strong>de</strong> regiones <strong>de</strong> la oreja y <strong>de</strong>l conducto auditivo externo discurren<br />
centralmente por el nervio facial (fig. 14-14). Asimismo, parece que<br />
los músculos <strong>de</strong> la expresión facial contienen relativamente pocos<br />
husos musculares; por ello, el contingente <strong>de</strong> fibras musculares<br />
aferentes que se encuentra normalmente en el componente AS <strong>de</strong>l<br />
nervio facial es pequeño. Las fibras cutáneas alcanzan sus somas<br />
en el ganglio geniculado y sus prolongaciones centrales se dirigen<br />
hacia el tronco <strong>de</strong>l encéfalo con el nervio intermedio. En el tronco<br />
<strong>de</strong>l encéfalo estas fibras AS entran en el tracto espinal <strong>de</strong>l trigémino<br />
y terminan en el núcleo espinal <strong>de</strong>l trigémino (fig. 14-14); sus<br />
señales se transmiten rostralmente hacia el tálamo o participan en<br />
circuitos reflejos locales.<br />
Las fibras corticonucleares que intervienen en la realización <strong>de</strong> los<br />
movimientos voluntarios implicados en la expresión facial se distribuyen<br />
por los núcleos faciales <strong>de</strong> ambos lados. El córtex motor facial<br />
ipsilateral inerva bilateralmente a aquellas motoneuronas faciales que<br />
controlan los músculos <strong>de</strong> la parte superior <strong>de</strong> la cara (p. ej., el frontal,<br />
orbicular <strong>de</strong> los ojos). Por el contrario, el córtex motor facial sólo<br />
proyecta contralateralmente a aquellas motoneuronas faciales que<br />
controlan los músculos mímicos inferiores, como los situados cerca<br />
<strong>de</strong>l ángulo <strong>de</strong> la boca que se utilizan para sonreír voluntariamente.<br />
Las lesiones <strong>de</strong> las fibras eferentes <strong>de</strong>l córtex motor <strong>de</strong> la cara o<br />
<strong>de</strong> la cápsula interna (supranucleares) producen una caída o una<br />
<strong>de</strong>sviación <strong>de</strong> la comisura bucal contralateral a la lesión cuando<br />
se le solicita al paciente que sonría voluntariamente. Tales lesiones<br />
producen déficits que suelen <strong>de</strong>nominarse parálisis facial central.<br />
Curiosamente, aunque algunos pacientes no pue<strong>de</strong>n sonreír cuando<br />
se lo solicita el neurólogo, pue<strong>de</strong>n hacerlo «involuntariamente» o<br />
espontáneamente en respuesta a un comentario o a una situación<br />
divertida.<br />
Los signos y síntomas <strong>de</strong>bidos a lesiones periféricas <strong>de</strong>l nervio<br />
(infranucleares o <strong>de</strong> motoneurona inferior) <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la<br />
localización <strong>de</strong> la lesión. Si la lesión se produce proximalmente<br />
al ganglio geniculado (fig. 14-14) y al origen <strong>de</strong>l nervio petroso<br />
mayor, el paciente muestra una pérdida <strong>de</strong>l control voluntario<br />
ipsilateral <strong>de</strong> los músculos <strong>de</strong> la expresión facial en las porciones<br />
superior e inferior <strong>de</strong> la cara. Este déficit motor (parálisis <strong>de</strong> Bell)<br />
se acompaña <strong>de</strong> una disminución <strong>de</strong> la secreción mucosa en las<br />
cavida<strong>de</strong>s nasal y oral y una disminución <strong>de</strong> la secreción lagrimal y<br />
salivar, también en el lado ipsilateral. La sensibilidad cutánea <strong>de</strong>l<br />
oído externo y <strong>de</strong>l conducto auditivo externo está asimismo disminuida,<br />
aunque la inervación <strong>de</strong> este territorio es difícil <strong>de</strong> valorar<br />
porque también contribuyen los nervios craneales IX y X. A<strong>de</strong>más,<br />
existe una disminución <strong>de</strong> la sensación gustativa (ASV) en los dos<br />
tercios anteriores <strong>de</strong> la lengua (aunque su sensibilidad general,<br />
ASG, está preservada —¿por qué?—) y hay una hiperacusia <strong>de</strong>l<br />
lado ipsilateral a la lesión.<br />
Si la lesión es distal al ganglio (fig. 14-14) pero proximal al origen<br />
<strong>de</strong> la cuerda <strong>de</strong>l tímpano y <strong>de</strong>l nervio estapedio, pue<strong>de</strong> producirse<br />
una disminución <strong>de</strong> la salivación y <strong>de</strong>l gusto con hiperacusia, junto<br />
a una pérdida <strong>de</strong> la expresión facial en la mitad ipsilateral <strong>de</strong> la cara.<br />
Sin embargo, no está afectada la secreción lagrimal y <strong>de</strong> la mucosa <strong>de</strong><br />
las cavida<strong>de</strong>s nasal y oral <strong>de</strong>bido a que el nervio petroso mayor está<br />
intacto. Por ello, una disminución unilateral <strong>de</strong> la función <strong>de</strong> todos<br />
los músculos <strong>de</strong> la expresión facial combinada con la ausencia <strong>de</strong><br />
cualquier déficit que afecte a la función parasimpática o al sentido<br />
<strong>de</strong>l gusto sirve para localizar la lesión a nivel <strong>de</strong>l foramen estilomastoi<strong>de</strong>o<br />
o distal al mismo (fig. 14-14).<br />
Las fibras ES que se originan en el núcleo <strong>de</strong>l facial también forman<br />
el brazo eferente <strong>de</strong>l reflejo corneal. El brazo aferente <strong>de</strong> este reflejo<br />
viaja a través <strong>de</strong> la división oftálmica <strong>de</strong>l V nervio craneal. Las<br />
prolongaciones centrales <strong>de</strong> estas fibras tienen sus somas en el ganglio<br />
<strong>de</strong>l trigémino, entran en el tracto espinal <strong>de</strong>l trigémino y terminan<br />
en el núcleo espinal. Las fibras trigeminotalámicas que se originan en<br />
el núcleo espinal envían colaterales al núcleo motor <strong>de</strong>l facial y luego<br />
continúan rostralmente hacia el tálamo; esta conexión colateral completa<br />
el circuito reflejo.<br />
Asimismo, en la diplejía facial y en el espasmo hemifacial también<br />
se observan déficits que reflejan una afectación <strong>de</strong>l nervio<br />
facial. Pue<strong>de</strong> darse una parálisis bilateral <strong>de</strong> los músculos faciales,<br />
una diplejía facial, en enfermeda<strong>de</strong>s congénitas como la distrofia