Principios de Neurociencia Haines 4a Ed_booksmedicos.org

Olfato y gusto 323
capaua
ntei ía
Giro poscentral
Operculo frontal
Núcleo ventral
posteromedial
Núcleos vestibulares
-Inferior
-Medial
Núcleo motor
dorsal del vago
Nudeo ventral
posterolateral
Lemnisco medial
Tracto
tegmental
central
IMO
■o mita
Núcleo
solitario
Porción basilar del puente
Núcleo espinal del trigéminc
- Tracto espinal del trigémino
Ganglios geniculado,
petroso y nodoso
Botones gustativos
Figura 23-16. Vía gustativa ascendente hacia el tálamo y el córtex. El código de colores muestra las proyecciones de las neuronas de primer orden (azul), de segundo
orden (rojo) y de tercer orden (verde) que transportan información gustativa.
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opérculo frontal y del córtex insular anterior, y en la extensión rostral
del área 3 de Brodmann en la convexidad lateral del giro poscentral
(fig. 23-16). Esta vía (núcleo solitario —» VPMpc —> córtex) es responsable
de los aspectos discriminativos del gusto y, al contrario que
otras vías sensitivas, es exclusivamente ipsilateral.
Los estudios fisiológicos realizados en primates indican que existe
una región adicional del córtex que procesa la información gustativa.
El córtex orbitofrontal posterolateral recibe información del córtex
gustativo primario y actúa como centro de integración de señales
gustativas, olfatorias y visuales asociadas a la ingesta de alimentos.
Datos recientes indican que las células de esta zona intervienen en la
apreciación del sabor, en la recompensa por alimentos y en el control
de la alimentación. También se han encontrado células que responden
al gusto en la amígdala y el hipotálamo de primates. Estas
células no responden sólo al gusto, y todavía no se conocen bien sus
vías de conexión ni su papel en la conducta mediada por el gusto. La
información sobre el gusto también se transmite desde las células del
núcleo solitario mediante conexiones reflejas bulbares que influyen en
la secreción de la saliva, en las respuestas mímicas y en la deglución.
Trastornos del sistema gustativo
La cuerda del tímpano abandona el nervio facial inmediatamente distal
al ganglio geniculado. Por eso las lesiones de la raíz del VII nervio
o los tumores del conducto auditivo interno, como un neurinoma
vestibular, que en ocasiones se denomina neurinoma del acústico
(v. fig. 22-10), ocasionarán la pérdida de la percepción gustativa
en los dos tercios anteriores de la lengua en el lado ipsilateral. Este
déficit se acompaña de parálisis de los músculos faciales ipsilaterales,
hiperacusia (parálisis del músculo estapedio) y alteración de la secreción
de las glándulas nasales y lagrimales y de las glándulas salivares
submandibular y sublingual. Una lesión inmediatamente distal al
ganglio geniculado puede producir pérdida del gusto, dependiendo
del origen de la cuerda del tímpano, pero siempre se observará una
parálisis facial ipsilateral (v. fig. 14-14).
Es raro observar una pérdida completa de gusto (ageusia), debido
en parte a la gran cantidad de nervios que transportan la información
correspondiente al sistema nervioso central. Es infrecuente que un
paciente presente la lesión bilateral de todos los nervios que inervan
la zona bucofaríngea. Es más frecuente que un paciente presente
hipogeusia, reducción de la sensibilidad al gusto, o parageusia (disgeusia),
distorsiones en la percepción del gusto. Una de las causas
más frecuentes de trastornos gustativos es el consumo de drogas. Son
muchos los medicamentos que pueden afectar a la función gustativa;
lo más frecuente es la disgeusia. Al igual que los trastornos olfatorios,
los gustativos se asocian a traumatismos craneoencefálicos, infecciones
virales y diversos trastornos psiquiátricos. Se han documentado
importantes alteraciones gustativas en la parálisis de Bell (v. cap. 25).
Se ha propuesto que el virus del herpes simple puede causar esta
enfermedad, y que la administración de prednisona puede reducir la
posible lesión causada por la inflamación del nervio en el conducto
facial. También se han descrito alteraciones del gusto en los ancianos,
porque el número de botones gustativos disminuye y los mecanismos
de transducción gustativa pierden eficacia. Es frecuente que estos
cambios se acompañen de alteraciones en los hábitos alimentarios.
Por ejemplo, una persona puede empezar a ponerse más azúcar en
el café para compensar la disminución de la intensidad de los estímulos
dulces. También se sabe que existen trastornos gustativos
en pacientes con cáncer que reciben radioterapia y quimioterapia
y en pacientes con diabetes, en los que las pérdidas son progresivas.
Asimismo, hay que tener en cuenta la saliva, un medio importante
para la transmisión de información química a los receptores gustativos.
Las enfermedades que afectan a la producción de saliva
pueden influir en la calidad del sabor. Se ha dicho que las personas
con fibrosis quística, por ejemplo, presentan un aumento del sentido
del gusto que puede estar relacionado con la hiperviscosidad de la
saliva. Otros factores que contribuyen a la alteración del sentido
del gusto son los tumores bucofaríngeos, que pueden comprometer
la función de la cuerda del tímpano o de los ramos linguales, y los
focos de actividad convulsiva en las zonas de procesamiento central
del gusto, que pueden ocasionar sensaciones de sabor desagradable
(cacogeusia). Aunque son menos frecuentes que las auras olfatorias,
se han observado alucinaciones gustativas provocadas por la estimulación
eléctrica de los opérculos frontal y parietal, del hipocampo y
de la amígdala.
Bibliografía e información complementaria
La lista completa está disponible en www.studentconsult.com.