JESUS y EL ESPIRITU

La experiencia de Jesús acerca de Dios. El Espíritu 107
el grupo del Bautista y los cristianos primitivos había terminado,
ya fuera Juan, ya Jesús el profeta esperado. Los milagros y el
cumplimiento de Isaías 61, 1 constituían una prueba decisiva
de la afirmación de los cristianos 90. Esta tesis es, en parte, mejor
que la anterior. Por un lado, la evidencia de que el profeta escatológico
fuera un taumaturgo era muy pequeña; las únicas referencias
concretas son de Josefa, y en él los milagros (esperados,
pero no realizados) son portentos, con un carácter totalmente
diferente de los exigidos en Mt 11, 5, ordinariamente como una
nueva promulgación de los milagros del desierto y de la conquista
91. Y por otro lado, si la disputa fue acerca de quién era
el profeta Juan o Jesús, ¿de dónde procede la pregunta «eres
tú el que has de venir»? Y ¿qué función desempeña en la perícopa?
92. Ninguna tesis puede ser considerada como satisfactoria, si
falla al explicar la relación de la pregunta de Juan con la respuesta
de Jesús.
El mismo problema de la débil conexión aparece en la hipótesis
de Hoffmann. Si la cuestión de Mateo 11, 3 está basada
en la proclamación del Bautista del que va a venir bajo la figura
del fuego inextinguible del juicio final, entonces los versículos
4-6 difícilmente son una respuesta apropiada para la comunidad
cristiana. Pues de los que ya identificaron a Jesús glorificado con
el Hijo del Hombre que va a venir (la comunidad Q) 93, la clase
de respuesta que uno esperaría es: «Yo soy, y veréis al Hijo
del Hombre sentado a la diestra del poder y venir sobre las nubes
del cielo» (Mc 14, 62). Mateo 11, 4-6 es muy poco probable
como respuesta de una comunidad cristiana (Q) a la pregunta:
«¿es Jesús el que ha de venir»?, pues la respuesta parece ser:
No, no es el que va a venir, sino el profeta (ls 61, 1). Argumentar,
como respuesta, que Mateo 11, 5 significa realmente que
Jesús es ahora el que ha de venir pronto, volviendo como juez
terrible, porque en su vida sobre la tierra fue ya el profeta escatológico
y el mensajero de Dios 94, es ofrecer una abundancia
interpretativa en el versículo 11, 5 (particularmente sobre la relación
del profeta con el que ha de venir) que el versículo difícilmente
contiene. En resumen, si la pregunta del Bautista es
90. Stuhlmacher 220; así SCHULZ, Q 195.
91. R. Meyer, TDNT 6, 826 s. Véase, además, Hoffmann 206 ss.
92. Cf. Hoffmann 213 s.
93. Todt 269-74.
94. SCHULZ, Q 195 ss.