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JESUS y EL ESPIRITU

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420 Jesús y el Espíritu<br />

de frases cariñosas 5, Pablo llama la atención sobre el calor, la<br />

vitalidad y la fuerza unificante de la experiencia común de los<br />

Filipenses para combatir todas las tendencias de egoísmo y fricción.<br />

Sólo en el supuesto de que el Espíritu fuera un factor de<br />

su experiencia, sólo si la koinónía pneúmatos iba acompañada<br />

de una experiencia actual de gracia y poder compartidos por<br />

todos sus lectores, sólo entonces es cuando Pablo podía hacer<br />

ese llamamiento o esperar que tuviera éxito.<br />

Dónde más claramente se ve que la experiencia compartida<br />

del Espíritu era fundamental para la unidad de las primitivas<br />

comunidades cristianas, es en 1 Co 12, 13 Y El 4, 3. En el<br />

primero de los textos el tema de la unidad domina el contexto<br />

inmediato (v. 11 «el mismo e idéntico Espíritu», v. 12 «un<br />

solo cuerpo», v. 13 «un solo Espíritu... un solo cuerpo ... un<br />

solo Espíritu»). Pero en 10 que normalmente no nos fijamos es<br />

en que el factor determinante es la unidad del Espíritu; la unidad<br />

de que habla Pablo es primordialmente la unidad de su experiencia<br />

común de una vida nueva. No tiene interés ninguno para<br />

nosotros la cuestión de si Pablo piensa en el cuerpo de Cristo<br />

que nace mediante el bautismo en-el-Espíritu 6, o si más bien<br />

piensa en el cuerpo de Cristo como algo individual o cósmico<br />

con una existencia previa a la incorporación de cualquier individuo<br />

a ese cuerpo 7. En términos existenciales la experiencia<br />

que los corintios tenían del único cuerpo de Cristo era una función<br />

del único Espíritu y estaba determinada por esa misma<br />

experiencia. Pablo aquí no llama la atención sobre la influencia<br />

unificadora de un concepto cristológico sino sobre la experiencia<br />

común de la gracia 8. Tampoco se fija, podemos añadir, en el<br />

5. La traducción de la NEB es ésta: «Así que si nuestra vida común<br />

en Cristo aporta algo para mover el corazón, alguna consolación amorosa,<br />

cualquier participación del Espíritu, cualquier clase de cordialidad, afecto<br />

o compasión ... ».<br />

6. Por ejemplo, J. WEISS, Earliest Christianity 637; H. LIETZMANN<br />

en H. LIETZMANN·W. G. KÜMM<strong>EL</strong>, Kor 63; J. J. MEUZ<strong>EL</strong>AAR, Der Leib<br />

des Messias, Assen 1961, 87; C. K. BARRETT, 1 Cor 288.<br />

7. Véase, por ejemplo, E. PERCY, Der Leib Cbristi, Lund 1942, 15 ss.;<br />

W. G. KÜMM<strong>EL</strong> en H. LIETZMANN-W. G. KÜMM<strong>EL</strong>, Kor 187; R. BULT­<br />

MANN, Tbeology l, 310; ROBINSON, Body, 49-67; SCHWEIZER, TDNT 7,<br />

1070 s.; E. KASEMANN, Perspectioes, 104. 112; H. CONZ<strong>EL</strong>MANN, 1 Kor<br />

249 s.<br />

8. P. S. MINEAR, Images 01 the Church in the New Testament, Westminster<br />

1960, 191: «Observa cómo la nota pneumatológica dominó la<br />

crístológica». Cf. 1. HERMANN, 83 Y aquí cap. 9.

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