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JESUS y EL ESPIRITU

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208 Jesús y el Espíritu<br />

manifestación a «los doce», registrada por Pablo (l Co 15, 5;<br />

d. también Me 16, 7 Y Jn 21). Esto, a su vez, sugiere un motivo<br />

más para la ambigüedad de la manifestación, a saber, que la<br />

apbtbénai de los doce, como la de Pablo, fue un ver visionario y,<br />

por eso, estuvo en algún sentido condicionado (aunque no totalmente<br />

determinado), por factores subjetivos. El modo visionario<br />

de ver significa que hubo diferentes grados de percepción de la<br />

realidad situada delante. Algunos vieron, en seguida, con la claridad<br />

de la visión que era Jesús resucitado de entre los muertos;<br />

otros lo vieron de un modo obscuro e indefinido. Para algunos<br />

la manifestación fue tan real y tangible que su relato pudo ser<br />

fácilmente elaborado en términos físicos; para otros el hecho de<br />

que se trataba de la presencia de Jesús ante ellos no fue evidente<br />

a primera vista, o no se aclaró sólo mediante la visión; ésta se<br />

definió y se confirmó mediante la convicción de la misión que la<br />

acompañó y, tal vez, por el testimonio de Pedro y de los demás<br />

para quienes la sola visión fue suficiente.<br />

En resumen, nos parece estar ahora dispuestos a decir algo<br />

más concreto sobre la experiencia de la manifestación de la resurrección<br />

a «los doce». Todos estaban convencidos de que vieron<br />

a Jesús resucitado de entre los muertos (1 Co 15, 5. 11). Pero<br />

para algunos la convicción vino inmediatamente con la experiencia,<br />

mientras que para otros la convicción sobre el acontecimiento<br />

no fue tan inmediata, aunque tampoco fue menos cierta. Esto<br />

sucedía probablemente así porque para los primeros la manifestación<br />

de Jesús fue suficientemente clara y tangible a primera<br />

vista, mientras que para los últimos la manifestación de Jesús<br />

sólo por visión no fue suficientemente clara o convincente, sino<br />

que tuvo que ser complementada mediante la revelación por el<br />

oído y la mente.<br />

b) La manifestación a Pedro. Una de las características más<br />

llamativas de los relatos de la resurrección es la ausencia total<br />

de algún relato de manifestación a Pedro. Sabemos que el kerygma<br />

primitivo consideró la manifestación a Pedro como la<br />

primera de las manifestaciones, como el encuentro decisivo para<br />

la fe de las comunidades más primitivas, y como el comienzo del<br />

evangelio en cuanto tal. Esto está indicado claramente en 1 Co<br />

15,5 (

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