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JESUS y EL ESPIRITU

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El Espíritu de Jesús 553<br />

hecho, si nuestras investigaciones se limitaran a fenómenos carismáticos,<br />

Pablo aparecería realmente como una figura religiosa<br />

importante e independiente en la historia de la religión, cuya<br />

conexión con Jesús fue algo meramente incidental y accidental.<br />

Tal conclusión sigue siendo una posibilidad que alguien puede<br />

ser que desee defender. Especialmente Windisch quedó tan impresionado<br />

con el catálogo de comparaciones entre Jesús y Pablo,<br />

catálogo que él compiló de un modo un tanto ecléctico, que no<br />

dudó en llamar a Jesús «el primer cristiano» o, echando mano de<br />

la terminología paulina, hablar de «un segundo Cristo» y «salvador»<br />

185. Pero lo que ahora tenemos que reconocer es que, por 10<br />

que se refiere a Pablo, la totalidad de su experiencia religiosa se<br />

caracteriza por la dependencia respecto de Jesús como Señor. No<br />

se trata simplemente de la experiencia de filiación, sino de la<br />

experiencia de la filiación de Jesús, hecha posible por el Espíritu<br />

del Hijo. No se trata de la experiencia de gracia sin más, sino de<br />

la experiencia de la gracia de Cristo. No se trata sólo de la<br />

experiencia del Espíritu de Cristo, de la experiencia de la muerte<br />

que Cristo murió y de la vida que Jesús vive. Resumiendo, se<br />

trata de la experiencia de Jesús, conciencia de Cristo, o sea, el<br />

reconocimiento de la marca de la persona de Cristo en la experiencia<br />

de Pablo y de sus consecuencias; una concreción de vida<br />

y muerte que reproduce la muerte y la vida de Jesús, no sólo de<br />

un modo accidental, sino en cuanto acción consciente del poder<br />

divino. Por tanto, Jesús no es sólo el primer cristiano, sino que<br />

es el Cristo; no es sólo el hombre típico cogido en el cruce de<br />

las edades, sino el hombre arquetipo, el segundo Adán. En fin<br />

de cuentas, la experiencia religiosa del cristiano no es sólo una<br />

experiencia como la de Jesús, sino que es una experiencia que<br />

en todos y cada uno de sus puntos característicos y distintivos se<br />

deriva de Jesús el Señor, experiencia que sólo tiene sentido cuando<br />

se reconoce este carácter suyo de derivación y dependencia.<br />

185. Paulus and Cbristus, 140. 136. 248 s,

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