JESUS y EL ESPIRITU

470 Jesús y el Espíritu
Al mismo tiempo es importante subrayar el carácter carismático
de estos ministerios. Ciertamente que no se les debería llamar
«oficios», puesto que «oficio» indica una posición en la que
ciertos privilegios y autoridad se reserva a unos pocos escogidos;
se trata de una posición con responsabilidades muy concretas
que los «oficiales» sólo pueden empezar a desempeñar tras ser
designados para ello; en la comunidad carismática, por el contrario,
todos pueden ser empujados por el Espíritu para ejercitar
cualquier ministerio, en cuyo caso el reconocimiento por parte
de la comunidad de ministerios estables es precisamente el reconocimiento
de la autoridad ya manifestada en cada acto carismático
de servicio. En el seno de las Iglesias paulinas los únicos
ministerios que comienzan a caer bajo la denominación de «oficio»
son los de los apóstoles y maestros. Y puesto que los apóstoles
por definición (del mismo Pablo) eran algo irrepetible
(apóstoles escatológicos), y puesto que la enseñanza incluía enseñanza
carismática, lo mejor que se puede hacer a la hora de
describir lo que Pablo entiende por ministerio es descartar por
completo el término «oficio» 174. Y en cuanto a autoridad y continuidad,
según Pablo se basan primariamente en el Espíritu que
está continuamente creando una palabra nueva (profecía), traída
en primer lugar por los apóstoles en la "tradición del evangelio y
que fue comunicada luego por los maestros. Dicho en pocas palabras:
la autoridad esencialmente era una autoridad carismática;
el único que podía tener autoridad era el que ejercía un ministerio
y únicamente en el acto de ejercerlo 175.
Entonces ¿cómo pensaba Pablo que se podía controlar el
peligro que el desvarío carismático podía representar para sus
comunidades? Parte de la respuesta se encuentra en la actividad
de los profetas (§ 48, 1), pero ellos mismos eran carismáticos.
Otra parte de la contestación nos la ofrece la tradición evangélica
(§ 48,2), pero los maestros podían comunicar esa tradición
carismáticamente, es decir, de modo creador. Otros ministerios
regulares también representaban parte de la solución, pero también
ellos eran esencialmente ministerios carismáticos (§ 48,3).
¿Qué otros controles se podían aplicar? Desde luego, no a base
del concepto de oficio. Entonces, ¿cómo? Esta pregunta nos lleva
al último apartado.
174. H. KÜNG, Why Priests?, ET Fontana 1972, 26: «'Ministerio'
eclesial no es una noción neotestamentario, sino un concepto problemático
surgido de reflexiones posteriores».
175. E. KXSEMANN, ENTT 78.