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JESUS y EL ESPIRITU

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El Espíritu de Jesús 527<br />

se convierte final y definitivamente en el rasgo de Cristo. En pocas<br />

palabras se puede expresar la dinámica de la relación existente<br />

entre el Espíritu y Jesús de esta manera: así como el Espíritu era<br />

la 'divinidad' de Jesús' (d. § 16,6), así también Jesús se hizo<br />

la "personalidad" del Espíritu.<br />

Sobrepasa la finalidad de esta obra el desarrollar estas reflexiones<br />

más sistemáticamente hasta convertirlas en una investigación<br />

sobre la doctrina cristiana tradicional de la Trinidad o incluso<br />

sobre sus raíces en el Nuevo Testamento 121. Pero sí podemos<br />

detenernos lo suficiente en dos puntos breves de una importancia<br />

inmediata ahora para nosotros 122. En primer lugar, y por lo que<br />

a Pablo se refiere, en la experiencia del creyente existe 10 que<br />

pudiéramos llamar un elemento 'trinitario'. Partiendo de lo que<br />

dice Pablo resulta claro que los primeros cristianos se dieron<br />

cuenta pronto de que mantenían una relación doble: con Dios<br />

como Padre y con Jesús como Señor. Esta relación y la conciencia<br />

que de ella tenían la atribuyeron al Espíritu (Rm 8, 15 s.;<br />

1 Co 12, 3). Es decir, los cristianos se dieron cuenta de que se<br />

hallaban en una relación triangular: en el Espíritu, en la filiación<br />

respecto del Padre y en el servicio del Señor. En segundo lugar,<br />

si son esas realmente las raíces de la doctrina trinitaria, entonces<br />

quiere decir que ésta se basa en la experiencia, en la experiencia<br />

del Espíritu. (Espíritu como Espíritu de filiación, Espíritu como<br />

Espíritu del Hijo). No sería muy exacto decir que los primeros<br />

cristianos «experimentaron la Trinidad». De lo que tuvieron experiencia<br />

fue del Espíritu, que les dio conciencia de su doble<br />

experiencia como hombres del Espíritu 123. La teología trinitaria<br />

no debería olvidar jamás la primacía de la experiencia cristiana<br />

primitiva, y debería recurrir a ella y no a antiguos dogmas, sabiendo<br />

que ella es el punto de arranque para nuevas clarificaciones.<br />

Cuando la teología trinitaria se desentiende de estos puntos<br />

centrales e intenta elevarse al reino de especulaciones metafísicas,<br />

es cuando la teología misma se hace irreal. De la misma<br />

manera que la escolástica desgajó la doctrina de la predestinación<br />

121. Cf. J. D. G. DUNN, CSNT 139: «Una teología que tome en<br />

cuenta seriamente el egéneto de [n 1, 14 tiene que tomar con la misma<br />

seriedad el egénéto implicado en 1 Co 15, 45b».<br />

122. Véase también J. D. G. DuNN, Rediscooering tbe Spirit, ExpT<br />

84 (1972·73) 12.<br />

123. Cf. la observación de A. SCHWEITZER, Mysticism, 5, en el sentido<br />

de que «Pablo es el único pensador cristiano que conoce únicamente<br />

el misticismo centrado en Cristo sin misticismo alguno de Dios».

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