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JESUS y EL ESPIRITU

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518 Jesús y el Espíritu<br />

Tenemos aquí un doble contraste: en el Antiguo Testamento<br />

únicamente Moisés tuvo acceso directo a la presencia divina y el<br />

efecto sobre Moisés era pasajero (la gloria desaparecía pronto),<br />

ahora, por el contrario, los cristianos, todos los cristianos (v.<br />

18) 89, pueden experimentar la presencia divina directamente gracias<br />

al Espíritu, y el efecto del Espíritu sobre sus vidas permanece<br />

y va aumentando (están siendo transformados respecto al parecido<br />

con el Señor pasando de un grado de gloria a otro, v. 18) 90. Nos<br />

interesa el modo cómo Pablo expresa lo que, según él, constituye<br />

la obra específica del Espíritu escatológico en cuanto experimentado<br />

por los cristianos, o sea, el Espíritu transforma a los ereyentes<br />

en la imagen de Yahvé. Y con la expresión «imagen de<br />

Dios» Pablo, sin duda alguna, piensa primordialmente en Jesús<br />

{lo hace expresamente en 4, 4; cf. también Col 1, 15)91. Es decir,<br />

lo específico del Espíritu escatológico es la inmediatez de la relación<br />

con Dios, que hace al creyente más semejante a Jesús (si<br />

se nos permite este lenguaje tan simple y pietista). Volvemos a<br />

constatar que la relación con Dios se presenta a la luz de la experiencia<br />

del Espíritu 92, Y al Espíritu experimentado se le ve a la<br />

luz de Jesús. El único poder reconocible como poder de Dios es<br />

el que reproduce la imagen de Jesucristo 93.<br />

Este tema de la «transformación en la imagen de Cristo» es<br />

un rasgo característico del pensamiento de Pablo y normalmente<br />

se refiere a ello relacionándolo con el Espíritu. En Ro 8, 29 la<br />

idea que viene de 8, 28 implica que el proceso de «ser confirmados<br />

a semejanza del Hijo de Dios» es el efecto del Espíritu<br />

cooperando en todas las cosas para el bien de quienes aman a<br />

Dios 94. Este pasaje es especialmente interesante puesto que une<br />

el contenido de Rm 8, 14 ss. y el de 2 Co 3, 18: experimentar la<br />

por tanto, en 3, 18 «el Señor», la fuente de la gloria, como en el texto<br />

de Ex 34, es Yahvéh experimentado por Pablo como Espíritu.<br />

89. El pántes pone en claro que Pablo en 3, 18 ya no piensa sólo<br />

en su propio ministerio, sino que se fija en el Espíritu en cuanto experimentado<br />

por todos los creyentes.<br />

90. Pero d. también COLLANGE 123. Véase también antes p. 346 s.<br />

91. Véase, además. R. SCROGGS, The Last Adam, Fortress 1966, 97 ss.<br />

92. I. HERMANN, 29 ss., 49 ss., resalta con razón que Pablo está hablando<br />

en términos existenciales, se está refiriendo a una relación experimentada.<br />

93. Cf. 2 Ts 2, 13 s., la finalidad de la «santificación por el Espíritu»<br />

es «que podáis hacer vuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo».<br />

94. Sobre el «Espíritu» como sujeto de synergel en 8, 28, véase aquí<br />

cap. 7 nota 227.

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