JESUS y EL ESPIRITU

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resurreccion ser una experiencia de misión. El envío es la señal
del relato en Mt 28, 16-20: «.. .id, pues, haced discípulos...».
Incluso el extraño y breve episodio de la manifestación a las
mujeres se caracteriza por el mandato del «id y decid» (Mt 28,
8 ss.; también del mismo modo la angelofanía. Me 16, 6 s.; Mt
28, 5 ss.). El climax de las narraciones sobre la resurrección en
el Evangelio de Lucas es igulamente la misión de predicar el
arrepentimiento, el perdón a todas las naciones en el nombre de
Cristo (Le 24, 46 s.). Así también en los Hechos la última manifestación
es esencialmente un envío: «...vosotros seréis mis
testigos... » (Heh 1, 7 s.). Finalmente, en el cuarto evangelio el
envío del Señor resucitado caracteriza tres de las cuatro manifestaciones,
incluyendo aquellas del apéndice, a María (20, 17:
«vete... diles»); a «los discípulos» (20, 21: «como me envió mi
Padre así os envío yo» ); y a Pedro (21, 15 ss.: «Apacienta mis
corderos»). Pero una reflexión ulterior nos lleva a una observación
menos segura.
a) El deseo, particularmente de Lucas, de hacer más tangible
el elemento visual de las manifestaciones es difícilmente probable
al haber dejado inalterado cualquier elemento auditivo 138. Por
eso, la naturaleza universal del envío en Mt 28, 18 ss., Le 24,
46 s., Heh 1, 8 debe de ser la expresión de la reflexión o revelación
tardía, puesto que la convicción de que el evangelio debía
de ser ofrecido a los hombres sin limitación alguna sólo surgió
de una manera eficaz con los judíos helenísticos (Heh 7, 8, 4;
11, 19 s.; Ef 3, 3-6; d. § 27, 1). Advierte también la teología
desarrollada de Mt 28, 19 (fórmula trinitaria) y de las misiones
en [n 20 (Jesús habla con el lenguaje de la teología joánica).
b) Aún no está claro si las manifestaciones iniciales contenían
una misión efectiva para predicar a Jesús a los judíos. El
marchar y volver desde Galilea deja la cuestión obscura (pero
d. §§ 25 Y 27). Lucas sugiere que las manifestaciones de la resurrección
en sí mismas no llegaron a ser proclamación. La misión
empezó sólo con Pentecostés (Heh 1-2). Y debe mencionarse
que los anuncios más primitivos de la manifestación a Pedro no
contienen la realidad del envío; dicen sencillamente que Jesús
resucitado se apareció a él (Le 24, 34; 1 Co 15, 5).
e) Por encima de todo, la nota escatológica tan característica
de la comprensión de Pablo acerca de la misión está casi total-
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138. H. Grass 253.