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JESUS y EL ESPIRITU

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El cuerpo de Cristo 431<br />

«signos, portentos y milagros» (12, 12). Sin duda que fue esta<br />

clara superioridad de su experiencia carismática la que les dio<br />

la oportunidad de actuar arrogantemente entre los corintios y<br />

explotar su hospitalidad; frente a eso la negativa de Pablo a<br />

aceptar apoyo material, se interpretó como admisión de su deficiencia<br />

en lo concerniente a experiencias espirituales (11, 7-21).<br />

El peligro que acechaba a la comunidad cristiana de Corinto<br />

vuelve a centrarse, pues, en gran medida en el papel e importancia<br />

atribuidos a los fenómenos carismáticos de la Iglesia corintia.<br />

e) La iglesia corintia en la 1 Cl. Ya no podemos decir<br />

con certeza si la amenaza de que se ocupa Clemente de Roma en<br />

los años 90 giraba también alrededor de los carismas y el papel<br />

que desempeñaba en la Iglesia de Corinto. Pero bien pudiera<br />

ser que la destitución de sus dirigentes por parte de miembros<br />

jóvenes (1 el 3, 3; 44, 6) se debiera a la desmesurada importancia<br />

que éstos atribuían a los carismas de elocuencia y conocimiento<br />

(cf. 21, 5; 48, 5; 57, 2) 40. No sabemos cuál fue la<br />

situación durante esos cuarenta años que van de la correspondencia<br />

paulina a la carta de Clemente. Es muy posible que Corinto<br />

nos proporcione uno de los primeros ejemplos de lo que<br />

pudiéramos llamar ciclo de la experiencia cristiana comunitaria;<br />

ciclo que nos resulta familiar en la historia cristiana. A una<br />

experiencia espiritual dinámica y a un crecimiento vigoroso le<br />

sigue un período de sedimentación progresiva y de tranquilidad<br />

dentro de un orden respetable y de modelos más regulares y<br />

reconocidos, volviendo luego a lo que llamaríamos oposición y<br />

ansia de renovación y frescura fundada en una experiencia genuina,<br />

basado todo ello en el empuje que trae la nueva generación<br />

41. Sea como sea, hay que afirmar que la realidad de la<br />

40. Véase también ]. ROHDE, Háresie und Scbisma bei Clemens und<br />

I gnatius, NovTest 10 (1968) 218-26.<br />

41. Como textos paralelos de la historia del cristianismo podemos<br />

citar, por ejemplo, los «Franciscanos Espirituales» que surgieron como<br />

algo distinto después de la muerte de Francisco (véase, por ejemplo, R.<br />

M. }ONES, Studies in MysticaJ Religion, Macmillan 1909, cap. 9); el<br />

Movimiento de Santidad del siglo XIX que fue el verdadero heredero de<br />

la piedad y hambre de santificación en el primitivo metodismo (Raymond<br />

Broum, Euangelical Ideas 01 Perjection. A Comparative Study of the<br />

Spirituality of Men and Movements in Nineteenth Century England, teis<br />

Ph. D., Cambridge 1965; y el resurgimiento dentro del pentecostalismo<br />

clásico del posterior Rain Movement como protesta contra la decadencia<br />

del entusiasmo en las antiguas iglesias pentecostales (véase, por ejemplo,<br />

C. BRUMBACK, Suddenly, 330-33; W. HOLLENWEGER, Pentecostals, cap. 11).

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